La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Susana existe y sabe esperar

No la den por amortizada, ahora tiene un buen sueldo en el Senado, tiempo libre y eco mediático garantizado

La política vuela tan bajo que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno y Susana Díaz fue vista en su momento como la esperanza blanca del socialismo español. ¿O se nos ha olvidado que los primeros espadas de la banca, la empresa y el periodismo frecuentaban el Palacio de San Telmo para firmar convenios, rendirle honores o compartir confidencias? Demostrado está que basta con aguantar, resistir y tener una cuadrilla de dóciles para sobrevivir en estos barros. La política de hoy exige tragaderas. No son necesarias muchas virtudes. Ni un currículum académico, ni por supuesto tener un trabajo aparte. Pedro aguantó en su día el bochorno de salir por la puerta trasera de Ferraz, tomó aire en un viaje familiar privado a los Estados Unidos, manejó bien las claves de su partido, que demostró conocer a la perfección, y supo esperar la siempre fácil alianza de unos pocas formaciones (filoetarras algunos y separatistas otros) para desbancar al PP de Rajoy. Susana ha sido derrotada dos veces en su propio partido y expulsada del Gobierno andaluz. Cualquiera hubiera dejado la actividad pública. No, ella no. No se ha ido a los Estados Unidos que sepamos, sino al Senado, donde se garantiza un magnífico sueldo y tiempo, mucho tiempo, para practicar esa política dominante de hoy: el enredo. ¿Ustedes saben por qué los que tienen trabajo aparte de la política se resisten a volver a su empleo y los que no lo tienen no quieren dejar la política, se amarran al cargo y venden al que sea con tal de seguir en el machito? Porque perderían muchísimo tiempo libre, muchísimas ventajas y por supuesto un buen sueldo. ¿Y qué ha hecho Susana? Estrenarse como tertuliana. Garantizarse la notoriedad, que consiste en emitir una fe de vida política cada vez que aparece en la televisión. Quien sale en la pantalla, existe y obtiene eco. Sólo tiene que aguardar esa coyuntura idónea para volver a la primera línea. Una cómoda espera con sueldo público y la garantía de que cualquier mensaje suyo puede convertirse en noticia nacional. En lenguaje coloquial podríamos decir que Susana se lo ha montado bien. Nada de retiros para descansar y asumir un perfil bajo. Quien esperara esa actitud conoce bien poco a la sevillana, que ya pasó por una pena de exilio similar y la supo aprovechar como nadie aunque ahora tiene la ventaja de explotar su condición de ex presidenta de la Junta. A Susana la han mandado dos veces castigada a Madrid. De la primera regresó más fuerte. De la segunda será más difícil, pero de momento se ha colocado en posición.

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