Esta semana celebramos el 25N. Una fecha señalada en el calendario feminista por todo lo que reivindica el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Tristemente, en 2021, debemos seguir 'celebrando' este día dado que la lacra de la violencia machista sigue en auge en todo el mundo y, al contrario de erradicarse, por muchas políticas que se desarrollen para proteger a las víctimas desde los distintos gobiernos, existe también un eco por parte de una minoría, ruidosa, pero minoría, que niega esta realidad y pretende que retrocedamos todo lo conseguido en materia de derechos de las mujeres de las últimas décadas.

Y es que la violencia machista da nombre a un problema, un problema que incluso hace poco, formaba parte de la vida íntima de las personas; era considerado un asunto de familia que no debía trascender de puertas afuera y, por lo tanto, en el que no se debía intervenir. Entender la violencia como algo privado empuja a las mujeres a una situación de subordinación respeto del hombre e implica asumir roles de poder, históricamente desiguales, entre ambos y a través de los cuales se legitima al hombre a mantener su status-quo de dominación incluso a través de la violencia. Esta percepción contribuye a que las mujeres no denuncien su situación por miedo, vergüenza o culpabilidad.

Por tanto, negar la violencia de género es violencia. Negar la violencia sexual también es violencia. Y negar esta realidad es de necios. Sin embargo y, a pesar de toda la información y datos, habida y por haber, el negacionismo ha llegado para instalarse por culpa de una minoría social y política que abandera el negacionismo hasta en algo tan sensible como es la violencia machista. Empoderando así al maltratador. Porque sí, señores de las cavernas, la violencia machista existe. Y, a pesar de que antes se quedaba de puertas adentro, cada día somos más las que damos un paso adelante y denunciamos a nuestro agresor. Y esto, parece que le da pánico a algunos señores y por eso tratan de negar la evidencia.

Por todo ello, este jueves debemos gritar más fuerte que nunca que NO, que no estamos solas, que nos queremos vivas y que no vamos a tolerar más que nos maten, denigren o agredan. Este 25N saldremos a las calles a gritar a todos aquellos que quieren taparnos la boca que los derechos existen y que, por mucho que les pese, estos derechos van de la mano del feminismo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios