Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
En los años treinta del pasado siglo, cuando los falangistas de Primo de Rivera asaltaban la redacción de un periódico de izquierdas o daban una paliza a un homosexual sólo se enteraban cuatro gatos. La difusión de las noticias era a través de los periódicos en un país con un 70 % de analfabetos, o por la radio, al alcance de una minoría de buena posición económica. Hoy, toda España se entera instantáneamente de que, por ejemplo, un profesor expulsado de una universidad en 2019, es una de las personas de confianza de la militante de Vox que será presidenta de las Cortes Valencianas. O de que estos mismos andan quitando banderas arcoiris de los balcones de los ayuntamientos. O de que otro político extremista fue condenado por violencia machista. Es tal la potencia de los medios de comunicación actuales, especialmente de las televisiones y ciertas cadenas de radio, fuentes informativas únicas de la inmensa mayoría, que cualquier noticia queda ampliada, magnificada y destripada hasta en sus más mínimos detalles en cuestión de horas. Ningún político escapa a su mirada escrutadora, lo que es una garantía democrática para los españoles.
Ellos, los políticos digo, a su vez, lo llevan en el sueldo –no les arriendo la ganancia–. Será por eso por lo que lo primero que han hecho ha sido… subirse el sueldo. Caramba, parece que estaban deseando de llegar a tocar poder para forrarse. “Estamos en la política para forrarnos”, comentaba Vicente Sanz, expresidente de la diputación de Valencia por el PP, a Eduardo Zaplana, que sería presidente de aquella comunidad por el mismo partido.
Y a eso vamos. La machadiana España de charanga y pandereta asoma la patita por debajo de la puerta, entre el aburrimiento y las tontadas vacacionales de los españoles. Los primeros en sufrir sus andanadas han sido el colectivo LGTBI, al que le queda un largo y doloroso desierto que atravesar si los extremistas llegan al poder. Lo siguiente ha sido la violencia machista, que ha perdido la batalla de Extremadura, y luego será el feminismo, que perderá gran parte de los avances en igualdad que se han conseguido con el Gobierno de coalición de izquierdas.
Todo eso, españolito que vienes al mundo, es lo que te vas a encontrar: una España retrasada a los tiempos del NO-DO, a la caza, los toros y el fútbol. Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios: una de las dos Españas ha de helarte el corazón.
También te puede interesar
Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
La ciudad y los días
Carlos Colón
Solo hay una forma de vivir la Navidad
La esquina
José Aguilar
Felipe VI, más solo que nunca
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La revolución del pesebre
Lo último