OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Las cosas del querer
El relato de los ocho accidentes laborales en Almería, en el epílogo de este 2025, se han cobrado la vida de esos trabajadores y trabajadoras es argumento suficiente para que se disparen todas las alarmas alrededor de una anormalidad. En un contexto en el que todo se incluye bajo máximo control no parece consecuente descargar solo en el azar, en la mala fortuna, la casualidad de la muerte de esas personas mientras atendían sus empleos o, se dirigían a su puesto de trabajo o regresaban a casa después de la jornada. De hecho, los sindicatos alertan del aumento alarmante de los accidentes “in itinere”. La siniestralidad laboral no es una estadística, es una tragedia que se repite cada día.
Cabe apelar a la responsabilidad individual y colectiva de los trabajadores para ser rigurosos tanto en la exigencia de medidas de prevención como en su cumplimiento sin descuido. Cabe, pues, revisar, repensar y replantear unos modelos laborales que vuelven a ofrecer resultados trágicos.
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