La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
Alo largo de la historia que conocemos el amor ha sido uno de los elementos que más vidas ha costado. No hay por qué rasgarse las vestiduras de que en Almería se hayan vivido en los últimos meses sucesos en los que el triángulo amoroso hayan hecho aparecer las pistolas en las calles, y en las manos de los que siente sus sienes adornadas con no tan hermosos pitones. También llamados cuernos. Y no son los mismos los de caracol, los de la cabra hispánica o los de ese hermoso toro que se pasea por nuestra dehesas.
En Almería se están comenzando a ver cada vez más cabras y sus cabritos en las sierras que adornan nuestra provincia. No hace falta que les diga que a los agricultores no les caen nada bien los cuernos de las cabras. Se están haciendo demasiado presentes en sus tierras y sus cosechas, con los dolores de cabeza y de bolsillo que plantean. Está visto que esto de los cuernos no parece que le guste al personal. Y cuando los mismos pasan de las cabras y cabritos de nuestras sierras a la vida de las parejas en las calles de nuestros pueblos surgen los problemas. Y con ellos los celos, y con los celos las pistolas, y con las pistolas los disparos sobre los cuerpos, y con los disparos...
Los conflictos los hemos vivido en Berja, en Macael, dos en la capital, y algún otro que se queda entre las teclas del ordenador. Y todos ellos por ese amor que sentimos hacía un semejante, al que creemos fiel, cuando lo cierto es que está señalando nuestra frente con un adorno en forma de cornamenta. Lo de cornudo no lo llevamos bien, justo es reconocerlo, y surgen los celos, la rabia y con ellos la venganza, las pistolas y a veces hasta la muerte. Los vates han cantado al amor como la mayor ilusión y esperanza de la vida ¡qué sería de ella sin amor! pero cuando este se tuerce, cuando nos corroe la duda y llega el engaño, aparece el odio, se pierde la razón y con ello llega el enfrentamiento.
Ante la inseguridad de nuestros pueblos buscamos siempre la labor del político responsable, y en estos casos, por mucho que busquemos a José María Martín, la bandera de la seguridad de Pedro Sánchez en Almería, no podemos echarle la culpa de los celos, el odio, las cornamentas y las pistolas que aparecen llenando de dolor las familias. Te has salvado José María. El amor no tiene enmienda, los celos son un dolor, y los cuernos, por mucho que nos empeñemos estarán siempre presentes entre las dos personas en cuestión. ¿Por qué le llamamos amor, si en la mayoría de las ocasiones solo es sexo?
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