SE han cumplido 40 años desde que a las once de la mañana del 12 de enero1976 despegara del aeropuerto de Villa Cisneros rumbo a la isla de la Palma un avión T-12 (CASA C-212) del Ejército del Aire llevando a bordo la última bandera española arriada en el Sahara Occidental, dando con ello fin a nuestra presencia en ese territorio.

Dos días antes, el 10 de enero, el buque de desembarco de nuestra Armada "Conde de Venadito" y los transportes civiles Plus Ultra y Ciudad de La Laguna, embarcaban en el puerto de Villa Cisneros las últimas Unidades militares españolas que aún quedaban en el Sahara. Al atardecer del 11, el "Conde de Venadito" partía de Villa Cisneros hacia las Islas Canarias, siendo el último barco de guerra español en abandonar territorio sahariano.

La sucesión de acontecimientos que desembocaron en la evacuación del hasta entonces conocido como Sahara español se remonta a 1965 cuando la XX Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaba la Resolución 2072 en la que pedía a España el cese de la "dominación colonial" sobre el Sahara Occidental. De esta manera, las Naciones Unidas urgían al gobierno español como potencia administradora a mostrar su intención de descolonizar el Sahara Occidental.

El gobierno español no asumiría la realidad jurídica del Sahara hasta 1975, con la Ley 40/1975, de 19 de noviembre, por la que reconocía a este territorio como territorio no autónomo, que había estado sometido a un régimen peculiar con analogías al régimen provincial, y que nunca había formado parte del territorio nacional.

Unos días antes de aprobarse la citada Ley, el 14 de noviembre se firmaban los llamados Acuerdos de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania por los que se consolidaba el abandono del Sahara por nuestra parte. El texto oficial de estos Acuerdos sería conocido a través de una rueda de prensa y difundido por los medios de comunicación, pero nunca sería enviado a las Cortes ni se publicaría en el Boletín Oficial de Estado, aunque sí sería inscrito en el Registro de Tratados de Naciones Unidas.

En los Acuerdos de Madrid se establecía que antes del 28 de febrero de 1976, España cesaría oficialmente su participación en la administración temporal del Sahara, dando por terminada su presencia en este territorio, haciendo constar que se consideraba que a partir de ese momento quedaba exenta de toda responsabilidad de carácter internacional en relación con su administración.

La firma de estos Acuerdos se había precipitado a consecuencia del dictamen que el 16 de octubre de ese mismo año había emitido el Tribunal Internacional de la Haya por el que se establecía la inexistencia de un vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental, por una parte, y el Reino de Marruecos y Mauritania por otra, siendo contestado este dictamen por Marruecos con la conocida como Marcha Verde, lo que a su vez sería respondido por España con el despliegue de nuestras tropas el 4 de noviembre en la frontera del Sahara con Marruecos, en la llamada Operación "Contra Marabunta". El 6 de noviembre la Marcha Verde alcanzaba la frontera y quedaba detenida ante las posiciones españolas. La gravedad de la situación llevó a España a firmar el 14 los ya citados Acuerdos de Madrid, con nuestro compromiso de terminar definitivamente nuestra presencia en el Sahara Occidental antes del 28 de febrero de 1976.

En tanto la diplomacia dirimía en el tablero de la política internacional el futuro del Sahara Occidental, en el desierto sahariano nuestras Fuerzas Armadas cumplían las misiones encomendadas en cada momento, primero defendiendo la integridad del territorio ante la amenaza marroquí por un lado, y del frente Polisario por otro, y una vez firmados los Acuerdos, evacuando al personal civil y replegando las Unidades militares a territorio nacional, evacuación y repliegue que habría que ejecutarse en un plazo de algo más de 3 meses. De la Operación "Contra Marabunta", de defensa del territorio, se pasaba sin solución de continuidad a la Operación "Golondrina", de evacuación del territorio.

A los 40 años del último arriado de nuestra bandera en el Sahara Occidental, de este acontecimiento ha quedado grabado en los anales de nuestras Fuerzas Armadas el ejemplo de disciplina y cumplimiento del deber que dieron las Unidades desplegadas en ese territorio, cuando a veces el corazón les dictaba hacer lo contrario a lo que la razón les demandaba.