La ciudad y los días
Carlos Colón
Vuelve la nunca ausente
Como un preludio de lo que iba a ser en Congreso de los Diputados español, el Conde de Romanones, en vistas del personal habitual del Congreso, organismo que, salvo alguna excepción contaba con embusteros, fantasmones, vagos, golfos, putañeros, jugadores, gandules y vividores, con los que no le unía una gran empatía; cuando en su intención de formar parte de la Real Academia de la Lengua, negoció el voto con unos miembros que se lo le aseguraron y así, llegaron a la votación; mas, no le votó ni uno, aun cuando hacía pocas horas se lo habían garantizado; y Romanones, con cara de menosprecio exclamó; ¡Joder ¡Qué tropa! Pues bien, ahora, después de un siglo más o menos, nos encontramos con un partido en el Gobierno cuyas credenciales son: El Fiscal General del Estado, sentado – dada la inadmisión del recurso, es cuestión de tiempo por ser inhábil agosto - en el banquillo por delito de revelación de secretos; y no por un juez de pueblo, sino por la Sala del Tribunal Supremo; el segundo de a bordo y hombre fuerte, adalid de la limpieza del PSOE y cura de honra del país, – no en vano, esgrimiendo acabar con la corrupción, como primer espada de la Moción de censura y hoy, con más delitos pendientes que un ilegal que ejerza la mangancia, llevó a su amiguete al poder; el sustituto de éste, está en el trullo, investigado por tantos delitos que hay que enumerarlos; la directora general de Adif investigada por pertenencia a organización criminal, cohecho, tráfico de influencias, prevaricación y malversación; el exdirector general de Carreteras, imputado por favorecer presuntamente la adjudicación irregular de obras públicas a determinadas constructoras a cambio de mordidas; la esposa del presidente de gobierno, investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo, acerca de la presunta apropiación indebida de un software diseñado para la cátedra que, sin título, dirigía en la Complutense de Madrid. Coldo, con menos futuro que un enano en la NBA. El hermano del “Puto amo” – definición de Oscar Puente -procesado por un delito de prevaricación y tráfico de influencias; el secretario general del PSOE de Extremadura, investigado por Fraude de Ley, según conclusión del T.S.J. de Extremadura, al adquirir la condición de diputado autonómico en plena investigación contra él y contra el hermanísimo, intentando evitar con el aforamiento que la jueza, le enviase al banquillo. En Valencia, dimite el comisionado del Gobierno para la Dana, por falsedad - según dicen -; y su esposa, expedientada por ocupar un cargo de alta dirección sin la licenciatura obligatoria; y, por si fuera poco, la Fiscalía Anticorrupción propone una pena de prisión de cuatro años para Francis Puig, hermano del expresidente de la Generalitat Ximo Puig, acusado de falsedad documental y estafa en la adquisición de subvenciones. El expresidente de la Comunidad andaluza, no está en el trullo por la “ayudita” del TC cuya pretensión de que los españoles comulguemos con ruedas de molino es una utopía, excepto para los millones de ejemplares de ovis hispanicus que participan en la adhesión Incondicional al “Puto amo” – según Oscar Puente, reitero -. Y, en situación cual la expuesta, aparece la chorizada - presunta, aún sin definir - de Montoro y la dimisión de la joven madrileña que, ignorante de que una gacela tan tierna, peligra cuando entra en los dominios de los leones y las leonas, - aunque haya muchos de los otros, aquí no me cabe el lenguaje inclusivo – se la comieron; pues bien, ante este panorama, en el PSOE piensan con gran boato: ¡Estamos empatados! Y ante tal majadería, pura guasa andaluza del golpe de risa que me dio, casi me ahogo, y recordé allá por octubre del 65, un partido de futbol entre el Jumi FC, -colores que defendí con orgullo – y el San Roque, cuando acabado el primer tiempo cero a cero; y nuestro capitán – a la sazón Juan Andújar – con la intención de animarnos dijo: “Ahora, estamos empatados, ellos están hechos mierda y nosotros ¡tan frescos!”, salimos como fieras, aunque acabamos perdiendo 7-0; pero, eso sí ¡calentitos!
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