Las balconeras

Algunos balcones de la ciudad y pueblos de nuestra Almería se engalanan en estos días con balconeras o colgaduras en las que aparecen las imágenes que, durante unas horas, van a pasear por sus calles. No es algo que nadie imponga a los que no creen, es la libertad de cada familia para colgar en su balcón la imagen o bandera que crean oportuno. Si usted desea, es libre para ello, les cuenta a sus vecinos, a través de su balcón o ventana, lo que piensa o cree de estos días de Semana Santa que está viviendo. Nadie le obliga a poner en la suya una sábana con imagen alguna, y nadie le va a echar en cara que no lo haga.

Lo que no parece de recibo, lo que creemos que es un atentando contra la libertad, es que usted escale hasta mi ventana o balcón y arranque, rompa, destroce, porque no le gusta, la balconera con la imagen del Cristo del Mar que luce en mi ventana. Hemos leído que es un hecho aislado, y así lo podemos entender, pero antes ya hubo insultos en la iglesia, esos aislados hechos como se ha mencionado, sabemos las intenciones que tienen detrás, y no debemos permitirlo. El que ha llevado a cabo hoy esos hechos aislados, mañana, si no le hacemos ver lo cometido, si no le damos la importancia que tiene para nosotros, le estamos dando el argumento para que, desde sus creencias religiosas, vuelva a subirse a una ventana y arrancar la colgadura cofrade que en ella se encuentre o vuelva a entrar en un iglesia a insultar. Con nuestra indiferencia ante el hecho de que se pueda ir impunemente contra nuestras creencias, le estamos indicando que no nos importa que lo haga, lo que él puede entender que es libre para ir subiendo a nuestros balcones e ir rompiendo todas las colgaduras que él piense que van en contra de su religión. Crucemos los brazos, digamos que es un hecho aislado, que es un emigrante magrebí, uno solo, que no representa a los miles que viven y trabajan en la provincia, y es cierto, a los que estamos explotando en los invernaderos, según algunos sindicatos, y que lo que tendríamos que hacer es defender, entender su religión y enseñarla en los colegios. Si ese es el camino, adelante, pero entonces no podremos quejarnos si la próxima Semana Santa, o la futura Navidad, o en la festividad de la Virgen del Mar, otro magrebí, solo y explotado como el actual, se sube al balcón de su casa y destroza la balconera con la imagen del titular de su cofradía que tiene colgada en él. No es el sino de los tiempos, nos lo estamos ganando.