La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El caso de la antigua Joyería Ruiz

Si Urbanismo fuera el Séptimo de Caballería los indios habrían ganado siempre

Saben qué es lo peor? No sólo la pérdida de otra bellísima fachada y escaparate, sino la responsabilidad culpable de las autoridades municipales, su desdén por el patrimonio de la vida cotidiana, su indiferencia hacia lo que permite al ciudadano reconocer a su ciudad y reconocerse en ella, su desprecio hacia todo lo que no sea turísticamente explotable, agravado por su permisividad hacia lo que destruye o degrada lo auténtico para franquiciarse al servicio del turismo. Si en 2008 -bajo el largo pontificado municipal de Monteseirín el de las setas- se toleró que justo frente al Ayuntamiento se destruyera el Laredo, uno de los más bellos cafés de Sevilla, diseñado por Juan Miguel Sánchez, Manuel Gómez Moreno y Juan Ruesga Salazar, es evidente que nada está a salvo: en el despacho del alcalde debieron oírse los piquetazos.

A pocos metros del Ayuntamiento se ha perpetrado la agresión a la fachada de la antigua joyería Ruiz y hasta que el pintor Ricardo Suárez lo denunció en las redes y el compañero Juan Parejo lo publicó -cítense siempre las fuentes- no tuvo a bien Urbanismo ocuparse del caso ordenando una inspección que constate lo evidente: la firma toledana "que viste a figuras tan populares del mundo de la televisión como la periodista Lidia Lozano" (leo en Fashion Network) ha actuado -informaba el compañero Manuel Ruesga- a partir de una Declaración Responsable para actuaciones menores en el interior que no permite modificar el exterior ni los elementos protegidos de la fachada. Es de esperar que, aunque tarde y a daño producido, se actúe con la mayor contundencia sancionadora y se obligue a la restitución de los elementos protegidos de la fachada original.

¿Será esto posible sin incurrir en el pastiche? Lo dañado era obra del arquitecto Ricardo Espiau, su hermosa fachada de suaves y elegantes líneas tenía decoraciones de bronce y un bellísimo cerramiento del vestíbulo de los Talleres Angelinas, y mármoles polícromos trabajados en el taller de Santiago Gascó del que salieron, entre otras muchas obras, los mascarones de la fuente de la Plaza de España, el Sagrado Corazón de San Juan de Aznalfarache diseñado por José Lafita y realizado por Antonio Suárez Torres y su hijo José Suárez Córcoles, los paramentos de mármol de la Basílica del Gran Poder o la Virtud de la Esperanza de la hornacina que remata el atrio de la Basílica Macarena. ¿Se podrá recuperar?

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