En el siglo XIX español, durante la Restauración, cuando cambiaba la presidencia de Gobierno de manos de Cánovas a Sagasta o viceversa, no sólo cambiaba el Gobierno en pleno, como es natural, sino todo el personal de la administración pública, incluidos conserjes y hasta los gatos de las covachuelas. Era el conocido fenómeno de los "cesantes". En nuestros días no llega la cosa a tanto, puesto que el funcionariado se mantiene y los relevos se limitan a cargos políticos y de confianza (asesores, directivos de empresas públicas, etcétera). De todas maneras, la cifra de "relevados" no es baladí: en el caso de Andalucía, parece que de los doscientos setenta mil empleados públicos, al menos un diez por ciento van a ir al paro en estos próximos días. Y ¿qué es mejor, el sistema decimonónico o el actual? Antes se iban todos al paro; que no había, por cierto, o sea, que tenían que quitarse el hambre a bofetones. Ahora, repetimos, se quedan parados unos treinta mil, incluyendo cargos locales y provinciales. Parece mejor, a simple vista, el sistema actual. Además, hoy hay subsidio de paro y muchos de los altos cargos o asesores, serán recolocados en las administraciones locales que mantenga, en este caso, el PSOE. No está tan clara la mejoría: si analizamos a fondo, ¿de cuántos funcionarios -de los doscientos cuarenta mil que quedan- se fiará el gobierno entrante? Como ya hemos visto muchas veces, cuando hay un cambio de gobierno -de Madrid, de autonomías, de ayuntamientos- el entrante contrata a un montón de asesores, porque no se fía del asesoramiento de los altos funcionarios de carrera que siguen en su puesto después de haber estado varios años con el partido contrario. El resultado es que con cada cambio de gobierno se engordan las plantillas. Así que, no vemos cómo el tripartito entrante en la Junta de Andalucía se las va a apañar para sus promesas electorales de disminuir drásticamente el tamaño de la administración autonómica. ¿Van a dejar a los mismos periodistas en Canal Sur o a los mismos dirigentes y técnicos de las empresas públicas? Porque la mayoría de ellos son empleados fijos con contrato indefinido. Y además ¿habrá consenso entre los tres partidos o cada uno querrá colocar a los suyos en los puestos clave? La respuesta a estas preguntas la tendremos muy pronto. Y podremos comparar el número de cargos y carguillos antes y después del cambio.
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