¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Los cinturones son para el otoño

¿Es lo de Pepe Álvarez una irresponsabilidad o un hermoso 'carpe diem'? Ya lo sabremos en septiembre

La editorial Athenaica acaba de publicar Hegel para legos, del filósofo, melómano y buceador Juan Antonio Rodríguez Tous (Nonius Magnificus para los internautas). Este hispanocatalán sevillano es quizás uno de los ejemplos más claros de hasta qué punto la Universidad española es capaz de desperdiciar el talento y acoger la mediocridad. Pero, en fin, haya paz. Yo lo que quería es animar a la editorial andaluza de moda a hacer algo parecido con San Juan Evangelista. ¿Qué tal El Apocalipsis para lerdos? Pelotazo ase'gurado, porque si algo prolifera en estos días es el periodismo apocalíptico que nos avisa de todo tipo de desastres: inflacionarios, energéticos, pandémicos, bélicos, ambientales, populistas... Opinadores e informantes están dejando al hijo de Zebedeo en un simple aficionado.

Sin embargo, hay algo con lo que no pueden tanta Casandra oportunista: las ganas de vacaciones que tiene el personal. Quizás los lamentos mediáticos consigan nuestro castañeo de dientes en otoño, cuando paguemos las consecuencias de nuestra alma de cigarra y lleguen las facturas al mismo tiempo que la inflación se dispara y comienzan los cortes energéticos que se avistan en el horizonte. Pero ahora mismo no hay mala noticia que nos amargue el chachachá. El que mejor ha representado este vivalavirgen generalizado ha sido el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, quien, en un mitin ante las sedes de las organizaciones patronales, proclamó: "¡Que se vayan a hacer puñetas! Vamos a disfrutar del verano porque es nuestro, nos lo hemos ganado, que no nos quiten lo que hemos ganado". No creo que haya un sólo español de bien que no suscriba esta hermosa oda al estío que huele a tinto peleón, a verbena, a siestorrón, a noche estrellada, a mar, a bicicletas, a tomates sangrantes, a niños gritones, a tía ordinaria, a pueblo de interior, a jazz, a teatro al aire libre, a niqui rosa en urbanización con golf, a aeropuerto atestado... Otra cosa, claro, es el otoño, pero para eso están los cinturones, para apretarlos. Entonces habrá que reeducar las costumbres, cambiar el taxi por la guagua, el Rioja por la cerveza, la librería por la biblioteca pública, los viajes por los atlas... Y todos a esperar a que pase el arreón.

¿Es lo de Pepe Álvarez una irresponsabilidad o un hermoso carpe diem? Ya lo veremos en septiembre. Siempre tenemos la posibilidad de hacer otro agujero (otro más) en la correa.

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