El climaterio de Almería solitario

02 de agosto 2025 - 03:09

El manchurrón de café, que lleva ahí desde la sobremesa de ayer, se extiende por toda la provincia de Cádiz, se incursiona en el norte de Marruecos, lame la linde malagueña y se adentra en la raya de Sevilla hasta Utrera y Dos Hermanas. Lo bueno de la tela de algodón y poliéster es que se le pasa un paño húmedo, y como nueva, oye. Un sobrino de prima hermana de doña Soledad mercó en el Carrefour para ella este mantel de mesa de camilla con el mapa de España y Portugal estampado. El botarate presumía que así, repasando la geografía nacional durante el desayuno o la merienda, la prima de su madre podría retardar la progresión del Alzheimer, enfermedad que, gracias a Dios, doña Soledad no padece ni por el forro. Por ahora: toca madera. Oculta la mancha y con ella el mapa del Ruedo Ibérico casi entero un periódico atrasado abierto de par en par: El Diario de Almería del miércoles 23 de julio de 2025. Esteban, el dueño del bar donde desayuna solo los domingos un chocolate con churros, le guarda cada semana los ejemplares que quedan vivos y los clientes todavía no han afanado. Doña Soledad ignora por qué, pero no se las apaña con el móvil y la prensa digital. Qué lío. Para ella, el papel y la tinta representan algo así como el misterio de la Encarnación del lenguaje periodístico, la llaga material donde el lector mete el dedo de la lectura. Lástima que apenas se impriman. No hay periódicos en los kioscos, porque ni siquiera hay kioscos. Reza el titular de la noticia: «La soledad avanza en Almería: uno de cada 4 hogares es ya unipersonal». La reseña aporta datos estadísticos, números, a un hecho que sabe todo dios, por ciego que sea. A doña Soledad, profesora jubilada de Lengua Castellana y Literatura, le choca la recurrencia con que el redactor emplea el término de “hogar” para referirse a los domicilios con un solo inquilino, cuando semánticamente le cuadraría más el de “eremitorio” o mejor, el de “nicho”. ¿O no son un nicho esas cuatro paredes donde han enmudecido hasta las fotografías, los muebles y los objetos? Ya no llegan a su casa ni las voces de aquella familia de vecinos (o más bien, dos solteros y un huérfano) que desahuciaron en abril. Doña Soledad piensa que Almería se llama como ella y que, como ella, la ciudad atraviesa también un periodo de climaterio del que ya solo se sale con los pies por delante. (A Antonio Lao, con mi agradecimiento y amistad).

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