¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

El confort vasco

Pedir más "comodidad" para el País Vasco es como proponer una colecta para pagar las vacaciones de Ana Patricia Botín

Lo de dirigente jeltzale suena a novela de Salgari. Es leerlo y visualizar a un fiero pirata birmano. Pero la realidad es más prosaica. La expresión viene de Jaun-Goikua Eta Lagi-zarra (Dios y Leyes Viejas), el lema fake del PNV, un partido que nunca ha respetado ninguna de las dos cosas. El palabro sirve para denominar a los directivos de ese PRI eusquérico y quejumbroso que ha hecho del agravio una forma de ejercer el poder. Pues bien, el dirigente jeltzale Andoni Ortuzar dijo el otro día que "si los españoles aspiran a que catalanes y vascos sigan siendo parte del Estado español, tendrán que crear las condiciones para que haya una cláusula de comodidad" que los mantenga dentro del país. Se nos cae un mito. Hasta ahora, quizás por nuestra afición a don Pío Baroja y a la lectura de la prensa, teníamos de los vascos una imagen un tanto romántica y aventurera: intrépidos marinos, bravos soldados al servicio del Rey de España, brujas ácratas y rijosas, montañeros de ochomiles, ciclistas sufridores y épicos, boxeadores de gancho contundente, ingenieros manchesterianos… Gente fuerte y noble, por lo menos hasta que ETA y el nacionalismo envenenaron sus raíces. Desde luego, nunca habíamos pensado en los vascos como gentes obsesionadas con el confort, tanto que hasta Ortuzar pide una cláusula que lo garantice. ¿Quizás es que los señores diputados del grupo vasco quieren ir al Congreso en batín y zapatillas? No debería haber ningún problema, visto que la etiqueta del hemiciclo se ha relajado alarmantemente desde que la nueva política lo convirtió en un patio de colegio. Pero nos tememos que no, que lo que pretende Ortuzar es que su comunidad autónoma siga acaparando aún más privilegios. Pedir más "comodidad" para el País Vasco en el conjunto de España es como proponer una colecta para sufragar las vacaciones de Ana Patricia Botín. Algo, en definitiva, cínico e indecente.

El dirigente jeltzale asegura que España tiene un "problema territorial". Claro que lo tiene, pero desde luego no está provocado por la subyugación de las Vascongadas o Cataluña, como asegura Ortuzar, sino por todo lo contrario, por el excesivo peso económico y político que tienen estas dos regiones gracias al continuo apoyo del Estado al que tanto critican y atacan. Problema-problema lo tienen Andalucía o la Comunidad Valenciana, que llevan años clamando por un sistema de financiación autonómica que refleje la verdadera realidad demográfica española. Pero a las tierras moras, el confort, esa cosa tan nórdica, les queda muy lejos.

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