La cuarta pared

La dimensión mínima

Es curioso cómo cada sociedad ha podido desarrollar su propia unidad de medida basándose en sus propias circunstancias sociales

Dsde un granjero que necesita contabilizar el número de gallinas que tiene en su corral hasta un ingeniero eléctrico que calcula los amperios necesarios para dar servicio a la iluminación de una ciudad, las unidades de medida nos han acompañado desde hace cientos de años para ayudarnos a cuantificar todo tipo de circunstancias totalmente necesarias para desarrollo actual de la sociedad. Sin embargo, y con permiso del segundo para el tiempo o el kilogramo para la masa, el metro siempre ha sido la unidad de medida básica más cercana al ser humano, seguramente suscitado por la cercanía física a nuestro entorno o más directamente a nuestro propio cuerpo. La longitud es una magnitud física que expresa la distancia entre dos puntos, utilizando las dos dimensiones como base de medida para casi cualquier cosa. La usamos casi a diario sin darnos cuenta, como los números o el internet. A finales del siglo XVIII, la Academia de las Ciencias de Francia se sacó de la manga un palo con una medida determinada que decidieron llamar metro y crear a partir de ahí todo un sistema de medida que se mantiene intacto hasta la actualidad. Esta unidad nos sirve para conocer desde nuestra estatura hasta la distancia que tenemos que recorrer de nuestra casa al trabajo, se trata de una unidad de medida estandarizada y que puede llegar a medir circunstancias muy dispares.

Es curioso ver cómo cada sociedad ha podido desarrollar su propia unidad de medida basándose en sus propias circunstancias sociales, pero siempre consiguiendo una equivalencia entre ellas para poder compararlas. Sin embargo, no siempre son muy útiles para medir nuestro entorno más inmediato cómo podría ser la altura de una mesa, la anchura de una cama o el diámetro de un vaso. Por este motivo, se han propuesto, a lo largo de la historia, infinidad de sistemas alternativos que se referencian con las medidas más comunes del cuerpo humano, como el hombre de vitrubio de Leonardo da Vinci o el modulor de Le Corbusier.

Es realmente curioso la imposición dimensional que podemos encontrar en infinidad de normativas técnicas y urbanísticas que buscan e imponen dimensiones mínimas de números redondos, como por ejemplo los pasillos de 1 metro o los dormitorios de 12 metros cuadrados.

Siempre me he preguntado si los pasillos realmente deberían ser de 0,9235325 metros o mejor dicho del ancho de una persona con los codos extendidos y dándose la vuelta para recoger una moneda.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios