Un disgusto para Atila

10 de mayo 2025 - 03:11

Dada nuestra absoluta ignorancia en asuntos vaticanistas, nos quedamos aterrados cuando nos enteramos de que había salido papa un paisano de Trump. Lo primero que pensamos es que la mano del atila global era más larga aun de lo que creíamos y que también mandaba en el Vaticano; impresión que se reforzó cuando oímos el comentario de la Casa Blanca alegrándose del ”gran honor” que suponía para ellos el nombramiento. Y el caso es que, si hubiéramos estado más informados, sabríamos que el candidato de Trump era otro cardenal estadounidense, porque León XIV no parece que sea de su cuerda. Es más, atendiendo a sus antecedentes familiares, Robert Prevost Martínez podría haber sido detenido y deportado a El Salvador, de acuerdo con los actuales decretos sobre inmigración que rigen en estos momentos en EEUU. Porque resulta que el nuevo papa no es pata negra: ni procede de los padres fundadores, ni sus ancestros son “wasp” (blanco, anglo-sajón, protestante). Pasen y vean. Además de ser, como es evidente, católico, sus abuelos tienen muy variados orígenes: por parte de padre sus ancestros son franceses e italianos. Y por parte de madre, viene de inmigrantes dominicanos y criollos franceses de Luisiana con antecedentes, a su vez, españoles, africanos y franceses. Si atendemos a su perfil “profesional”, tampoco parece que sea de los personajes que Trump invita a jugar al golf en Mar-a-Lago. Ha vivido gran parte de su vida entre pobres, mayormente en Perú, donde estuvo cuarenta años, en una zona de la Amazonía muy cercana a donde Vargas Llosa situó el prostíbulo militar de “Pantaleón y las visitadoras”. Dicho sea sin ánimo de aportar nada al análisis del pontificado de Roberto, sino simplemente por añadir un detalle culturalista que, esperemos, ningún otro fino analista haya aportado en estos días históricos. Una vez que nos hemos enterado de todos estos detalles y de la ejecutoria del nuevo papa en su larga trayectoria pastoral, tenemos que decir que nos hemos alegrado de que haya sido nombrado. Parece que puede ser tan abierto como Francisco y quizá más hábil diplomáticamente (ha sido un grandísimo viajero) y mejor gestor. Ojalá sea así para beneficio de pobres, migrantes, marginados en general…y disgusto de todos los trumpìstas del mundo y de los integristas católicos. Lo malo es que, en vez de encontrarse con Kruschev y Kennedy como Juan XXIII, él se encuentra con Putin y Trump. ¡Menuda diferencia!

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