Es la economía, estúpido

La célebre frase de James Carville, asesor de Bill Clinton, es pertinente ahora: la derecha sabe poco de eso

11 de julio 2023 - 00:15

Pasado ya el cara a cara, es de suponer que a los indecisos se les hayan aclarado sus dudas. O no. Lo que sí ha aclarado mucho es la encuesta del CIS, que pronostica un posible gobierno de las izquierdas. Sí, sí, ya sé que la derecha ha extendido la especie de que no es de fiar, pero a mí me resulta difícil de creer que una institución del Estado, no de un partido, pueda engañar a la gente así como así. Eso es muy complicado. ¿No será más bien que las encuestas del CIS son de mucha mayor envergadura que las privadas y por eso no coinciden? Las privadas también están hechas a la medida del que las encarga. A mí nunca me han inspirado mucha confianza.

Estaría bueno que después de todo lo que han dicho, de lo que han insultado a Pedro Sánchez, de los palos que han puesto en la rueda incluso cuando la pandemia, de las trapacerías y trampas habituales en la derecha, estaría bueno, digo, que las cosas volvieran a su cauce y se formase un gobierno de izquierdas. Lo que me iba a reír de todos esos agoreros que pronostican resultados a lo tonto. Y de los que se los creen: por lo pronto, un sector de los empresarios ya vuelve a pedir la jubilación a los 72 años. La de los demás, se entiende, no la suya.

Porque el discurso se les ha acabado. Ahora toca hablar de las cosas de comer, es decir, de Economía, y de eso saben bien poco. Se les da bien lo de los principios, la banderita, la familia, la unidad de la patria y todo lo demás, pero no encuentran discurso cuando se les dice que sí, sí, pero la Economía va como una moto y las previsiones para el país, según los organismos europeos, son excelentes. Ahí ya el discurso se les agota.

Pero lo mejor de la encuesta del CIS que citaba antes es el lugar que el electorado asigna a la extrema derecha. Menos mal que la gente se está dando cuenta de que por ahí solo vamos a los años del NO-DO. Y nadie quiere un país así, atrasado, inquisitorial, donde solo medren los del régimen y los demás tengamos que callar como han querido que calle la gente del teatro en las localidades donde gobiernan. Han regresado a los tiempos de la censura, a la época de los dos rombos. Una época vergonzosa.

La clave va a estar en dos lugares: en los colectivos y en los indecisos que votaron a la izquierda. Ninguno de los dos se decantará por el neofranquismo. Eso es evidente. Menos mal.

Mientras tanto, hablemos de Economía, la bestia negra de los fachas.

stats