Medio siglo
Equipo Alfredo
Público y privado: el cuarto oxímoron
Resistir una mirada guarda relación, precisamente, con el poder de la mirada. Asimismo, la conciencia de ser observado produce reacciones que se asocian al “efecto de la mirada”. Ya sea porque es percibida la observación del otro o ya, también, en situaciones en que se conoce esa mirada, pero sin saber cuándo está haciéndose ni ver a quien la hace. Los existencialistas -que fundamentan el conocimiento de la realidad en la existencia propia- y los fenomenólogos -dados a lo que se hace presente a la conciencia y aparece como objeto de la percepción- tienen en la mirada una materia de estudio. Sostienen, entonces, que la mirada del otro transforma al sujeto, pues este adquiere, por ello, el carácter de objeto visible, cuyos comportamientos pueden ser juzgados. Con menos entidad filosófica, un sencillo experimento constata el efecto regulador de la mirada: observadas las conductas de personas en una zona donde se colocó un cartel que decía “No tirar basuras”, el número de personas que lo evitaban era mayor cuando, junto al cartel, se colocó la imagen de unos ojos mirando. En definitiva, ser mirados, incluso sin llegar a la intimidación, provoca, generalmente, efectos de autorregulación relacionados con el control social. Cuestión distinta son las miradas insinuantes, mas, en tal caso, el efecto de la mirada resulta descontrolado ante su sugerencia atractiva, tentadora, cautivadora.
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