No sabemos si el ex alcalde de Sevilla tiene una espada, o dos. Aunque nunca fue llamado por los caminos del Cid, D'Artagnan y los tres mosqueteros o el Zorro, El conde de Montecristo de Dumas y La reina del Sur de Pérez-Reverte deberían de estar entre sus lecturas favoritas. Tenaz, su ambición de poder no es la del conde-duque de Olivares. ¿La de Richelieu, entonces? ¿Es mejor candidato que Susana Díaz? Las urnas lo dirán. Don Juan y Medio, ¡perdón!, don Juan Espadas tiene discurso, ¿mas tiene una espada que corte el silencio como estos versos: "Yo te untaré mis obras con tocino / porque no me las muerdas, Gongorilla"? ¿Define su dialéctica la ironía, el sarcasmo y la sátira con la semántica quevediana? Lo suyo es aquello de Adolfo Suárez: programa, programa. Don Juan es un socialista de pupitre y manual, y no, como Guerra y González, que dictaban el manual, que habían escrito. ¿Pela las gambas como Juanma? A don Juan lo que le gustan son los espetos de sardinas y las gambas al pil pil. Con una cervecita, bien tirada y con mucha espuma. Moreno Bonilla y Juan Espadas cabalgan juntos. Sin ser protagonistas de un wéstern. Sino de un duelo, en el que faltan la sal y la pimienta. Y hasta el tomate.

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