Cuando todavía colea la noticia de una carta remitida por el Gobierno marroquí a la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en respuesta a preguntas respecto al uso de la fuerza por parte de las Autoridades marroquíes en el asalto masivo de irregulares a la valla fronteriza internacional de Melilla del pasado 24 de junio, en el que murieron al menos 23 personas, y en el que el Gobierno marroquí afirmaba que no cuenta con fronteras terrestres con nuestra Nación, surge ahora en la política nacional el debate sobre nuestra actuación en este asunto.
Un debate que debiera empezar por recordar el origen de la frontera de Melilla, que en la actualidad dispone de un vallado, construido totalmente en suelo español, y que ha reducido la extensión de nuestra soberanía respecto a lo pactado con Marruecos en el siglo XIX. En el ámbito de las fronteras marítimas, el asunto es incluso más grave, ya que el puerto de Melilla se encuentra cerrado parcialmente por el puerto marroquí de Beni Enzar. Tanto en la ocupación de territorio como de aguas jurisdiccionales en nuestras fronteras melillenses por parte marroquí, nunca se han producido protestas por parte de nuestro Gobierno, en un continuo proceso de cesiones.
Los límites territoriales de Melilla fueron definidos mediante acuerdos celebrados a lo largo del siglo XIX. El primero, en Tetuán en 1859, es considerado el texto básico de la delimitación de Melilla, y por medio del mismo se nos cedía el pleno dominio y la soberanía del territorio próximo a la plaza de Melilla. Igualmente se pactó que los límites se trazarían por nuestra parte de acuerdo con el alcance de un cañón de 152 mm de calibre, llamado "El Caminante"; igualmente, se trazaría un campo neutral consistente en una zona poligonal y adjunta al límite exterior de Melilla. En el siguiente acuerdo celebrado también en Tetuán en 1860, se ratificó el anterior.
Pero no es hasta el Tratado firmado en Madrid en 1861, cuando se determina la demarcación definitiva de los límites de Melilla, que se llevaría a efecto a partir del Acta de Demarcación de los nuevos límites de 1863, partiendo de la playa arenosa al sur de la plaza. El disparo del cañón "El Caminante" se produjo el 14 de junio de 1862, desde el Fuerte de Victoria Grande en dirección a los llanos de la Mar Chica. En los días siguientes se colocaron estacas en los 17 vértices establecidos. La línea exterior del campo neutral formaría otro polígono concéntrico cuyos vértices distarían 500 metros de la línea interior.
La destrucción y desplazamiento de las estacas hacia uno u otro lado dio lugar a que en 1891 se tuviera que realizar un nuevo replanteamiento, quedando el territorio melillense mermado respecto al acordado originalmente, además de no lograrse demarcar la Zona Neutral. Durante el Protectorado no se consideró necesaria la tarea de demarcación de esta Zona Neutral, que actualmente está ocupada por los marroquíes. No sería hasta 1971 cuando, ante una epidemia de cólera en la cercana ciudad marroquí de Nador, nuestras autoridades decidieron instalar en el perímetro una línea de alambrada por parte del Ejército de Tierra, respetando en la medida de lo posible la delimitación de los mojones. El incremento de la inmigración irregular en la década de los noventa, hizo a todas luces inviable la alambrada militar como medio de disuasión, tomándose la decisión del establecimiento entre 1998 y 2005 de un sistema de vallado, cuyo trazado ha conllevado, a todos los efectos, una cesión de parte del territorio español acordado por los Tratados del siglo XIX. De esta forma, Marruecos ha ocupado de facto la zona neutral.
Consecuencia de la cesión en nuestros límites fronterizos y zona neutral, nuestras vallas están instaladas sobre nuestra línea de demarcación hacia el interior de nuestro territorio, no disponiendo de margen a vanguardia, en lo que debía ser la zona neutral. La masa de inmigrantes irregulares, concentrada a la vista de todos en las laderas del monte Gurugú, que domina Melilla, sólo tiene que dejarse caer sobre la valla. Nuestra pasividad ante las pretensiones de soberanía marroquíes, nos conducen a situaciones como la vivida el pasado 24 de junio, cuando la masa inmigrante debió ser neutralizada por los marroquíes en su propio territorio antes de alcanzar la valla. ¿Por qué no lo fue?. O por nosotros en la zona neutral, si no estuviera ocupada por los marroquíes, nunca en territorio nacional.
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