Hipocresía económica

13 de agosto 2025 - 03:07

Vi el otro día un coche fantástico. Resulta que te avisa si te cambias de carril e incluso se opone a que lo hagas, frena solo si se cruza un peatón, y otras muchas “ayudas a la conducción” que les llaman. Una virguería. Naturalmente, son innovaciones para incentivar las ventas.

Me pregunté enseguida por qué, con estas “ayudas” no hay algunas equivalentes para disminuir los accidentes debidos a exceso de velocidad. A estas alturas de la tecnología debe de ser muy fácil incorporar en los coches un dispositivo que detecte las señales de tráfico y aminore la velocidad hasta la indicada en ellas, y esto a pesar de los pisotones del conductor.

Cuántas muertes se evitarían así, ¿verdad? Pero, ay, los fabricantes creen que se venderían menos coches entonces, pues tienen comprobado que uno de los incentivos es precisamente la velocidad que puede alcanzar el modelo.

Una tontada, pues no hay carreteras en España donde se permita ir a 200 por hora. Ni coche que reúna elementos de seguridad para alcanzar esas velocidades con el mínimo de riesgo. Con esto pasa como con los plásticos. El Estado, hipócritamente, descarga en el ciudadano la responsabilidad de reducir su consumo, pero no pone cortapisas al envasado plástico en origen, de lo que vive una buena parte de la industria.

Todo ha quedado en que las bolsas se paguen en el hiper o super o gran superficie y se acabó. Naturalmente, el plástico consumido es el mismo, solo que ahora lo pagamos. Volviendo a los coches, los eléctricos están de moda. Pero no hay suficientes puntos de recarga de baterías.

Las inversiones hechas en la fabricación de coches de gasolina y diésel hay que rentabilizarlas, y además hay que invertir en puntos donde enchufarlos. Todo eso va muy lento. Lo mismo algún día los constructores de viviendas las hacen todas con plaza de garaje y enchufe, pero por ahora…

Hablando de constructores, otra hipocresía económica: todas las viviendas las hacen iguales, sin tener en cuenta el clima de la zona ni las necesidades de sus posibles habitantes. Hay pisos en que uno se asa de calor en verano y se hiela en invierno. Así tenemos montado este tinglado. La publicidad nos engaña atribuyendo a los productos cualidades que no tienen, nos dicen que es sin alcohol y resulta que sí lo lleva, que no tiene azúcar y la tiene, que es ecológico, pero viene en bolsa de plástico, etc., etc.

Todo es engaño e hipocresía.

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