Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
La cara de José Manuel Gil es la imagen de la intransigencia, del enfrentamiento que se viene viviendo en la localidad entre una vecina y su ayuntamiento. Alsodux es uno de esos pequeños pueblos del interior con los mismos problemas que padecen los demás, el médico va un par de horas por la mañana, el cura una vez a la semana, a la Guardia Civil no se la espera casi nunca y el autobús de la caja ahorradora como el cura, un día a la semana. Tiene un bar al que acuden vecinos de los dos ríos de la zona, era el centro de la tercer edad, y lo ha cedido el ayuntamiento para el regocijo de sus vecinos. En medio de la tristeza que desprenden estos pequeños pueblos, especialmente durante el invierno, Alsodux tiene a un par de vecinos que andan a la gresca con el alcalde, por aquello de las cámaras de vigilancia. Hace unos meses se conocieron las discrepancias entre unos vecinos y la corporación. Estaban estos empeñados en que el ayuntamiento estaba instalando cámaras de vigilancia en la fachada frente a su casa. Hubo denuncia, intento de acuerdo con el juez de paz, pero no había forma de convencer a aquella familia de que no era una cámara lo que ella veía en la fachada, era una caja metálica de la que no era responsable con consistorio. Nos olvidamos del enfrentamiento, no le dimos mayor valor, lo creíamos olvidado hasta que vimos la cara de José Manuel Gil en la primera del Diario de Almería.
La historia de la agresión sufrida la conocen. No hace falta que la recordemos de nuevo, pero no deja de ser triste que en un pueblo como Alsodux, donde duermen menos de cien personas cada día, se tenga que vivir un enfrentamiento entre vecinos como el que hemos conocido y que no se ha podido evitar. ¿Qué lleva a que con una piedra se ataque de esa manera a un hombre al que se le conoce de toda la vida y al que saludas cada día en el pueblo? Algunas voces hablan de la terrible soledad en la que se vive en estos pueblos. De la agresividad callada, pero latente, que se palpa en algunos entre los vecinos. Puede ser, no lo sé, pero algo tendrían que hacer los responsables para que el ejemplo de Alsodux no se convierta en una manche de aceite. La cara de José Manuel nos debe hacer reflexionar sobre la convivencia en estos pueblos del interior, y en la falta que hace que no se les deje solos. Hacen falta muchas Alicias en estos pueblos, pero esa es otra historia de la que habrá que escribir.
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