Intrahistoria

Hay una nutrida literatura almeriense y una historiografía de Almería, sobre almerienses o hecha por almerienses muy interesante. Siempre ha sido la historiografía de Almería muy activa y de mucho interés. No quiero citar nombres, pues seguro me dejo algunos y todos merecen especial mención. Me quiero referir ahora a la que Unamuno llamó la intrahistoria, aquella parte de la Historia con mayúsculas que se construye con las vidas reales de quienes de ordinario no aparecen en los libros de historia, gente del común, generalmente pobre, que es la que siempre muere todas las guerras que arman los poderosos, los ricos, para proteger o aumentar sus privilegios de clase. Mis libros han ido siempre de este tipo de protagonistas sencillos, vecinos cualesquiera, familias y personas que han sido vapuleadas, llevadas y traídas por los vientos del destino entre los grandes acontecimientos históricos, sufriendo en sus carnes, con frecuencia hasta la muerte, los avatares que luego aparecen en los libros protagonizados por grandes nombres políticos o militares.

Tengo en casa una parte de mi librería, bastante densa ya, dedicada a este tipo de literatura e historiografía. Me interesan esos hombres que, a lo mejor, escriben un sencillo diario en medio de la Guerra de África o la batalla de Annual, o narran su experiencia con la División Azul en Rusia durante la II Guerra Mundial, o cuentan sus pequeñas pero importantes aventuras infantiles en uno de los barrios humildes de la ciudad. O aquellos que dan cuenta de sus sufrimientos en las trincheras de la Guerra Civil, las mujeres que sufrieron prisión y vejaciones en la cárcel de Gachas Colorás durante la Guerra y en la posguerra, las que lucharon por mantener a sus familias durante los años del hambre o, incluso, fueron fusiladas por aquel asunto del Parte Inglés. Todo eso me interesa, todo forma parte de mi conciencia de almeriense, de español, como ladrillos que han levantado el edificio de mi mentalidad, ahora ya trasnochada, pero reverdecida por estos tiempos inciertos en que la extrema derecha amenaza nuestra democracia y pone en peligro el futuro de nuestros hijos y nietos.

Si desconocemos nuestra historia, nos condenamos a repetir los mismos errores que cometieron quienes nos precedieron. Y así no se avanza, se retrocede. Si conocemos nuestra historia local, nuestra pequeña historia, comprenderemos mejor de dónde venimos.