La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
Ala ministra Montero no la quiere ver ni el pardales ¡dicho sin ofender mi arma! más famoso de España, el señor Junqueras. Qué tiene nuestra Marisús que ni el Junqueras, con el malaje que tiene el pobre, que no se ríe ni con los chistes del ministro Puente, no la quiere ver sentada cerca. Se trata de discutir de los presupuestos, no nos ha aclarado el hombre si se trata de los de todos los españoles, o solo los de los catalanes.
Ya saben que ellos son muy suyos a la hora de contar el dinero, con decirles que la familia más famosa de Cataluña, lo sacaba en bolsas negras de basura camino de Andorra la Bella, por aquello de ahorrar. ¡Estos Pujol! Y que llevamos esperando más de treinta años a que al patriarca lo sienten en el banquillo y ni por esas.
A lo nuestro. Le han preguntado al señor Junqueras si se va a sentar con el gobierno a negociar los presupuestos, y no hay ningún inconveniente en hacerlo, ha manifestado el caballero, pero… Ahí está el “pero” de Junqueras. Al señor en cuestión no le agrada ni una miqueta sentarse en la misma mesa de negociación con la andaluza, sevillana para más señas y candidata en su día a la presidencia de la Junta de Sevilla y periferias por el partido sanchista, no se sabe cuándo, y no está dispuesta, lo ha declarado en estos días que anda de vacaciones, a dejar de ser ministra de hacienda hasta que Juanma Moreno no convoque las autonómicas.
Preguntado el porqué de su aversión a negociar con la señora Montero, no ha dado una explicación convincente, y si lo ha hecho ha sido en catalán, y lo que aprendí durante los once años que con ellos conviví, se me ha ido olvidando, y no llegué a entenderlo con claridad. Habría que preguntar a la ministra, con la confianza que da el que esté de vacaciones y sea paisana: Chiqui ¿qué le has hecho a este hombre, al tal Junqueras, que no quiere verte ni en pintura? Ha dicho que contigo ni a misa, aunque la diga un monje de Monserrat y en catalán. Tirria te tiene el menda, chiquilla. Con lo graciosa que es nuestra ministra cuando ella quiere, y lo maja que va cuando se viste el traje de lunares y se pasea por la feria. A caballo no, no vaya a ser que sea como el Junqueras, que no quiera cuentas con ella y la tire de cabeza.
Nos vamos sin saber lo que ocurre entre la pareja. ¿Amor, odio, dinero? Uno recuerda a Junqueras sobando los hombros a Soraya, la del bolso en el escaño ¿recuerdan? A ella por lo visto si que la quería.
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