Ni es cielo ni es azul
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Todo Sistema Educativo, como Servicio Público, ha de responder con diligencia y calidad a las demandas que el Estado y sociedad le proponen. Debe ser una organización viva y dinámica, si quiere ser útil, pues en caso contrario sería una institución estéril y anquilosada, sin función alguna. Ha de estar en permanente adecuación a las circunstancias cambiantes que los días presentan. Por lo que el cambio es intrínseco a su naturaleza.
Aparte lo anterior, los resultados escolares siempre pueden ser mejores, sea en el ámbito global, en ciertas zonas geográficas o entornos sociales. Siempre es necesario cambiar para mejorar.
El cambio permanente, el espíritu perfeccionista y el esfuerzo constante, son consustanciales para que exista un Sistema Educativo fuerte, innovador y de calidad.
Hay ocasiones en que por descuidos, malas gestiones, o políticas educativas desacertadas, es necesaria una transformación radical, siendo el esfuerzo el eje central de la acción que ha de emprenderse, e incluso una revaloracización de las ideas imperantes en las Comunidades Educativas.
El cambio es iniciado cuando se está convencido que es necesario y posible, estando basado en una implicación de todos los actores que en él participan, es decir el profesorado. Para ello ha de estar previamente informado, y convencido, de su necesidad, recibiendo ayuda y acompañamiento en todo el proceso iniciado. La formación es importante en la etapa inicial, constituyendo un proceso integral, que abarca desde la Universidad hasta los Centros docentes. El cambio debe ser gradual en los Centros, realizado poco a poco, sin interrupción. Su implantación debe descansar en una sólida planificación, difundida, conocida y entendida por todos los participantes en esta transformación. Para la ejecución del Plan de Cambio y Mejora, debe existir un liderazgo reconocido, compartido y responsable. Desde la Dirección parte el impulso inicial, y constante, hacia todos los órganos y responsables de la ejecución del Plan, siendo los representantes de los Equipos, y Órganos de coordinación, autónomos en su desarrollo, cumpliendo las funciones que tienen reconocidas, supervisando resultados, dando cuenta de su actuación. Todos propondrán mejoras, siendo consensuadas de acuerdo al objetivo final establecido, necesidad y ajuste al Plan y la norma.
El líder ha de transmitir ilusión y visión de futuro.
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