La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
En la actual edición de la feria se nos habían presentado como un gran logro que iba a cambiar la acústica de la misma con el invento de los limitadores de sonido. Una apuesta de Diego Cruz que parece no le ha salido como se quería, y que le creaba un problema en la tarde-noche del lunes al ayuntamiento. El aparatejo tiene la misión de controlar en todo momento el volumen de la música del “cacharrico”, y al personal que desfila por la feria le sonó bien. Pero, o no se había organizado bien, o no se le había explicado al personal que lo tenía que pagar, pero en la edición de su presentación no se ha podido usar para la función que se había planteado desde el área de cultura del ayuntamiento. El año que viene será. Ya veremos.
El lunes se armó un pequeño lío entre el ayuntamiento y los feriantes, y las chochonas dejaron de ser protagonistas, así como las hamburguesas Uranga, o la noria, que dejó sus canastillas vacías durante una hora y pico. Menos mal que seguían el vino de los maños, o los pinchos del abuelo, que no necesitan altavoces que vendan sus productos. El motivo, según los feriantes los limitadores. No lo reconoce así el ayuntamiento, pero ya se sabe que los políticos no están por la labor de reconocer errores. Lo suyo, solo tenemos que ver lo que hace Pedro Sánchez con danas, terremotos o incendios, es buscar excusas, pero la culpa de ellos, nunca. Por lo que, ni María ni Diego son culpables de la huelga de los “cacharricos” de feria en la tarde del lunes. ¿Si no son ellos, quién paga el pato de esa metedura de pata? Tras la paz, el olvido.
Por los limitadores, decían los que se ganan la vida en la calle del infierno, les han querido cobrar entre mil y mil cuatrocientos euros por cada aparatejo. Y un mojón, dijeron estos. Los terrenos de la feria de Almería no son baratos, te cuentan, y encima nos querían meter un gasto más con los limitadores. Además, una de esas voces autorizadas, por lo menos vive de ella, por lo que la debe conocer, le dio la puntilla a la feria de la noche almeriense: “La feria va de capa caída”. El político dirá que los feriantes siempre se están quejando de esto, de aquello y de todo lo demás, y puede que sea así, pero en momentos como el que estaba viviendo en la tarde ese lunes, no parecía que estuviera haciendo política de precios o de beneficios, estaba comentando la realidad que se viene viviendo en la feria desde hace algunos años, que va de capa caída. ¿Ven ustedes a los responsables hacer algo para evitarlo? Otro día escribimos de los solares vacíos.
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