La ciudad y los días
Carlos Colón
Vuelve la nunca ausente
Se me llena la boca y el corazón nada más pensar en ellos. No vivimos en la misma ciudad, pero con cierta frecuencia nos juntamos y ejercemos de abuelos. Como debe ser.
Si alguien quiere conocer sobre sentimientos solo tiene que observar las miradas que cruzan los abuelos con sus nietos. La ternura, el amor profundo, el querer proteger en los ojos de los abuelos.
La admiración, el cariño, el asombro positivo, la felicidad en los ojos de los nietos.
Evidentemente, los beneficios emocionales y afectivos del contacto intergeneracional son enormes, sin desventajas, sin dudas.
Los nietos reciben conocimiento a través de la experiencia y con esa santa paciencia que solemos tener los abuelos, los únicos capaces de saciar su curiosidad. Según la OMS, envejecer acompañado de la familia es una de las claves de envejecimiento saludable y más si hay nietos de por medio.
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