La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
Jamás tuvo Europa unos dirigentes tan ineptos, tan inútiles y tan vividores como los que tiene en la actualidad; y sobre todo, tan embusteros, -siendo la medalla de oro en esta especialidad, para nuestro gobierno -. Pero lo más grave es que todos estos adjetivos - ¿Calificativos? - se nublan con el de los más cobardes de su historia. Los únicos que se dieron cuenta a tiempo, fueron – como siempre – los ingleses que, antes de ceder un ápice de soberanía, mueren en las trincheras; el resto, a cambio de que les dejen medrar y llenarse las alforjas, ceden a todo, presionados por una izquierda que, cuando no está en el poder es la más liberal del mundo llevando por bandera derechos hasta inventados que han convertido Europa en un muladar y en una amalgama de culturas, razas y civilizaciones en las que solo tienen la obligación de respetar a los demás los nativos europeos, se ha inventado una payasada a la que llama la izquierda “delito de odio” que consiste en que a los de derechas se les puede decir de todo, pero en cambio a las izquierdas y a los emigrantes, hay que tratarlos de usía. Aquí, todo el que no trague con la estulticia de la izquierda y especialmente de la desvergüenza del socialismo, es un fascista, retrógrado y reaccionario.
Hasta en los anuncios de televisión, se nos está metiendo la gamba de la inclusión y nadie se entera. ¿Se han percatado Vds. de que, últimamente, todas las familias de los anuncios son uno de cada raza y los niños, el 90% mestizos? ¡Fíjense bien! ¡Por favor! Que, en este país, nadie se entera de nada. Y no es porque a mí me parezca bien o mal, cada cual tiene derecho a cruzarse con quien quiera, pero también hay – o por lo menos había, y creo que sigue habiendo – matrimonios o parejas, de la misma etnia; y eso, no tiene por qué ser delito de odio ni fascismo, es simplemente, consecuencia de la inmigración. ¿Enriquecedor? ¡Por supuesto! Pero no olviden nuestros gobernantes que los europeos somos nosotros y se han de respetar nuestras costumbres – siempre dentro de la ley – por quienes vengan a vivir con nosotros; y sobre todo, deben de tener claro los gobernantes – cuestión dudosa a la sazón – que, nuestros derechos, no se pueden ver disminuidos, como a menudo acontece, sino que los derechos de los emigrantes, deben de ser llevados hasta el nivel de los nuestros, una cosa son los derechos humanos y otra la estupidez de quien se olvida de quienes pagan los palacios, los jets y los guardaespaldas; y si me apuran Vds. las mordidas que más de cuatro – el refrán se queda corto, porque hay más de cuatro – sinvergüenzas se están forrando y nuestras carreteras y, especialmente nuestros trenes, así como ¡nuestra sanidad! cada vez se están quedando más obsoletas y los ciudadanos más jodidos. Y en esta situación de vorágine política donde medran, y se enriquecen muchos sinvergüenzas, Europa – y España, en particular – cada vez más endeudada y sometida a la satrapía de unos impresentables que, esgrimiendo la bandera de una democracia que finalmente nos está llevando con las prohibiciones y los impuestos que aumentan a diario, a la conclusión de que pronto, todo aquello que no sea obligatorio, estará prohibido.
Naturalmente, los EE UU, se han preguntado: ¿Y a dónde coño vamos con estos mantas? Derrochan el dinero que no tienen y encima les tenemos que defender; pero éstos ¿De qué van? Incapaces de pagar sus deudas y de defenderse y van por el mundo pavoneándose y con unos políticos viviendo a cuerpo de rey dieciochesco. ¡Hasta aquí, hemos llegado!
Y hete aquí que Europa, como Roma en su día, está muerta políticamente; ya, no significa nada en la política mundial y es apenas una comparsa que tira el dinero en estupideces, sin preocuparse del futuro de sus ciudadanos a los que han amansado, aborregado y convertido en nescientes robots del “dame pan y dime tonto”. Y Trump, al que llaman de todo, estos ignorantes – y me refiero a los nuestros – les ha obligado a firmar la rendición, tal y como hicieron con Japón, solo que ahora, en vez de en el Missouri, ha sido en el campo de golf de Turnberry; y a la inútil de Von der Leyen, se le ha quedado cara de japonesa.
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