Las inmatriculaciones de bienes raíces, generalizadas por parte de la Iglesia católica en tiempos de Aznar, han compensado en parte las amortizaciones de Mendizábal y Madoz. Y a fe que le están sacando rendimiento. Todos conocemos casos que han salido a la luz pública, pero hubo uno de especial relevancia: el de la Mezquita-Catedral de Córdoba, monumento mundialmente famoso y el tercero más visitado de España, después de la Alhambra y la Sagrada Familia: casi medio millón de personas al año. Ahora ha vuelto a saltar a la actualidad por la pretensión del Obispado de Córdoba de llevarse la taquilla a su sede, en lugar del propio monumento que es donde está ahora. O sea, para recaudar más, porque ahora se puede entrar gratis en el Patio de los Naranjos, y la Iglesia pretende que pasen por taquilla hasta los gatos que toman el sol en el Patio. La excusa que ponen es que quieren "priorizar la herencia cristiana de la Mezquita-Catedral" ya que, según el obispo Demetrio Fernández, "los moros solo pusieron el dinero (…) no es arte musulmán". ¿Priorizar la herencia cristiana? ¡Cómo si no estuviera dedicada al culto cristiano desde hace casi ocho siglos! ¿Qué quiere decir "priorizar"? ¿Acaso se ha celebrado alguna boda moruna o un rezo del muecín en ese templo en los últimos ochocientos años? Suena a un cierto paralelismo con la actitud de los que critican que se estén sacando de las cunetas los muertos republicanos para honrarlos (como en todo país civilizado), cuando ellos llevan ochenta años honrando a los suyos y, en algunos casos, elevándolos a los altares. Para conseguir que todo visitante apoquine, llevan años con un proyecto para comunicar físicamente el Palacio Episcopal con el recinto de la Mezquita. Hace años, el ayuntamiento, gobernado por el PSOE e IU, lo tiró para atrás porque afectaba al patrimonio histórico. El actual equipo de gobierno municipal (PP y C's) ha aprobado un reformado que es de esperar que ya no contenga ningún desafuero artístico-patrimonial. Tal proyecto ya ha recibido el visto bueno de la Consejería de Cultura (también PP): los curas cordobeses han elegido bien el momento "histórico" para darle otra vuelta de turca a su negocio turístico. Dicen que "entre los objetivos científico-didácticos está el de completar la visión reduccionista de Córdoba y mostrar la aportación de la presencia cristiana en la matriz cultural de la ciudad", pero más bien parece que lo que quieren recuperar es la simonía.

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