Un relato woke de la extrema izquierda
El peor día de la semana
El domingo podría tener bastantes papeletas para ganar el dudoso honor de ser el peor día. No madrugas, sí, pero tampoco disfrutas del todo: una sombra llamada lunes se cierne sobre ti desde el desayuno, te persigue mientras te relajas en el sofá. El domingo es, por establecer una analogía sencilla, como esas últimas horas de vacaciones en las que ya estás mentalmente en la oficina aunque físicamente sigas en chanclas.
Ahora bien, hay que ser justos: también tiene sus méritos. Puedes dormir hasta tarde, y también es el día por excelencia de las comidas familiares o con amigos, con sobremesas eternas y siestas casi obligatorias.
Puede que caiga hasta una película por la tarde, de esas que tienen más minutos de anuncios que de metraje. Ya se sabe, esas cosas solo pasan en domingo.
Y, sí, también puede tocar limpieza general o maratón de lavadoras, pero algún día había que hacerlo. Digo yo.
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