Opinión

Aurelio Romero

Pertinaz Albares

18 de julio 2025 - 03:08

Un idioma sólo es, o debería ser, un medio para la comunicación, nunca un elemento identitario empleado como arma arrojadiza. Esto es de sentido común, aunque la Constitución no dice que los españoles tienen el deber de poseer este sentido, o dicho de otra manera, la Carga Magna no prohíbe el carecer por completo de él, y de ahí podemos inferir, ¿no?, que la gran estupidez de los pinganillos en el Congreso de los Diputados es perfectamente constitucional. Pero es que además, como ya estamos acostumbrados a que nos tomen por idiotas profundos, a muchos nos importa una higa la introducción del pinganillo, que al final sólo hay que utilizarlo cuando habla la Nogueras y dos más, aunque para lo que dice esta señora sería mejor no entenderla, y no es que no esté ‘pacificada’, como los catalanes entre sí y con el resto de los españoles, ¿verdad, Pedro?, es que aún no sabe lo mucho que nos quiere, y por eso todavía le da mucho asco el Estado español, esto es un proceso muy lento.

Nuestro titular de Exteriores, el pertinaz Albares, pretenderá de nuevo hoy, si al final no sufre un ataque de lucidez y pide que no se vote, que la UE conceda la oficialidad al catalán, y de paso al euskera y al gallego, y encima repetirá que lo que costaría al año lo pagaríamos los españoles, no él de su bolsillo. Según la Constitución, el único idioma oficial en todo el Estado español es el castellano, los restantes, junto con él, sólo son oficiales en sus respectivas comunidades. No se puede sentar el precedente de que otras cincuenta lenguas, por lo menos, que aparte de las oficiales tienen los países que integran la UE, intenten lo mismo. “Nosotros también pagaríamos el gasto, ¿eh?”. Cada vez Albares amplía sus bravatas: “El catalán sufre una discriminación en la UE”, “No puedo garantizar que este viernes sea el día D pero habrá día D”, “Ningún estado va a poder esconderse detrás de que no conoce suficientemente la propuesta española” y muchas otras, pero no nos pone en ridículo, sólo hace el ridículo él. Y para que nos quedemos tranquilos (por si nos da cosa el tomar por imbéciles a los demás): no presupone que los europeos sean unos cretinos, a quien sigue tomando por memos es a nosotros, esas fanfarronadas son para consumo interno, y en especial para que Puchi vea que él hace todo lo que puede y más. Venga, ministro, no te desanimes si te dan largas y di que, como el general MacArthur, volverás. ¡Y con más bríos, si cabe!

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