Mañana hace 42 años que se demostró el amor por la libertad de un país que ahora reniega de aquello. Les hablo de cuando Tejero entró en el Congreso de los Diputados a tiros y había señores vestidos con corbata a ambos lados y colores defiendo la democracia. Ahora la imagen es toda la contraria. Lo que vemos es un patio de colegio peleándose por seguir sentado cobrando dietas y haciendo leyes sin ningún compromiso social, solo electoral. Eso sí, seguimos aguantando que todo esto es progresista y no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, que vamos para atrás. Por ejemplo, los centenares de violadores que ya hay en la calle por el 'solo sí es sí'. Era normal ver alguna pelea entre oposición y Gobierno, pero es en estos días lo vemos con los propios socios del Ejecutivo o incluso en el mismo partido. Ahí estaba Pablo Iglesias para arreglar las 'cosicas' de este país en un movimiento 15-M que fue interesante. Llegó a la vicepresidencia, luego fue a Madrid para salvarla del reinado de Ayuso y su final es crear gresca con Yolanda Díaz y fracturar aún más a la izquierda. A Sánchez le viene de lujo la propia ruptura morada y que se hable de esto o de la chapuza de Irene Montero. Aunque haga oídos sordos y sonría cuando le preguntan por la cesta de la compra o el número de ciudadanos que no llega a final de mes por la subida de precios. Una estrategia de Moncloa perfecta para intentar desvincularle y hacernos ver que el presiente está con la gente que cobra el salario mínimo o con estudiantes que quieran acceder a becas. Toda una maravilla, aunque se sepa que algunos son familiares de trabajadores de la residencia presidencial. Lo gracioso es que Génova quiere copiarse porque, aunque los sondeos afirmen una victoria clara de Feijóo, hay un poquito de miedo. Normal, saben la historia de un señor que fue quitado de en medio por sus compañeros de Ferraz y ha llegado a ser presidente del Gobierno. Ahora nos toca escuchar durante todo este año, tanto a unos como a otros, varios leitmotiv que funcionan en campaña: diálogo, consenso político, acuerdo y todo por la Constitución. Suena bien, pero la realidad es bien distinta. ¿Dónde quedará aquella imagen de Carrillo, Fraga, Felipe González y Suárez? Los llamados Pactos de la Moncloa, eso sí que era compromiso por el avance de país y progresista, y fíjense, que han pasado más de cuatro décadas

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