De pueblo en pueblo

Como las fiestas, las casetas de turrón o los churreros. Turronero llamaban a un presidente de la Diputación, porque un año se dedicó a visitar las fiestas de todos y cada uno de los pueblos de la provincia. Hoy día la visita del turronero no deja de ser agradecida, como la del churrero, o el vino de los maños, que se ha aficionado a acudir a las fiestas de las villas. Los que llevan el mismo camino son los delincuentes, y estos no son bien recibidos, ni estoicamente soportados, pero ahí los tienen los vecinos. Se dieron una vuelta por Pechina, mi amigo Juan Guerrero me dice que no se han ido, recalaron en Viator, cruzaron el cauce seco del Andarax (pero agua no encontrarás), para llegar a Gádor. Lo de cruzar el río les debe poner, de Gádor de nuevo a pasarlo camino de Rioja, lo ha vuelto a cruzar para llegar a Alhabia. Y así, un largo etc.

A las quejas de que los ladronas están haciendo de las suyas desde estos pueblos nos llegan, no le faltó el informe de las alturas al día siguiente en el que se decía que la delincuencia en Almería ha bajado en los últimos años. Vamos, que no tiene nada que ver los robos que debían sufrir los vecinos de Rioja o Alhabia hace diez, quince o veinte años, con los que vienen soportando en estas últimas semanas. Es evidente que los vecinos de Rioja y Alhabia lo que quieren es hundir al gobierno de Pedro Sánchez, de ahí que denuncien ahora los robos que no comunicaban hace décadas. Lo mismo que hicieron los de Pechina (Juan, que os quejáis de vicio, que dice el gobierno que ha bajado la delincuencia, y mucho), pero que es ahora cuando dais la lata. Igualmente hay que decir de los vecinos de Gádor, de Viator, o Vélez Rubio, Vera, etc. donde también ha habido denuncias de los ciudadanos, o tantos otros municipios como reciben en fiestas o fuera de ellas a esos nuevos delincuentes que entran en sus domicilios cuando estás dormido y te quitan hasta el pijama que llevas puesto.

Nada de lo que denuncian los vecinos es cierto. Almería es más segura hoy que hace años, y lo dicen con los datos que ellos mismos recogen, manejan o manipulan a su antojo, siempre en la defensa de sus intereses políticos. Si nos atenemos a que esos datos son más o menos como los de Tezanos o la ministra gallega, a los del primero se le ve la interesada cocina, a los de la segunda simplemente no se entienden. A la hora de confiar, que quieren, más en lo que dicen los vecinos, que en lo que cuentan los gobiernos de turno.