La pujanza de los pueblos

Canjáyar tuvo un significativo crecimiento demográfico a finales del XIX y principios del XX

La pujanza de los pueblos.

La pujanza de los pueblos. / Juan Antonio Muñoz Muñoz

La pujanza de los pueblos, en sus momentos de auge, suele manifestarse con los servicios de que disponen y la utilidad que prestan a sus vecinos. La hermosa localidad de Canjáyar, en la Alpujarra almeriense, asomada al Valle del Andarax, tuvo un significativo crecimiento demográfico a finales del XIX y principios del XX, con una gran producción de la conocida como uva de barco. Variedad, resistente y tardía, que permitía su exportación a muy variados y lejanos destinos.

La industria auxiliar, como la fabricación artesanal de barriles, también contribuía al auge económico y, sobre todo durante los meses de mayo a diciembre, en Canjáyar la actividad era tan general como incesante. Este lavadero, entonces, daba algún respiro a la tarea, si bien las faenas domésticas resultaban igualmente laboriosas.

Aunque parezca añoso por razón de los centrifugados domésticos y las secadoras, su construcción, con pilas individuales y balsas anejas para enjabonar, fue una destacada prestación para que los vecinos —más bien las vecinas— de Canjáyar pudieran resolver de buen modo el lavado y la pareja interlocución, que propicia la cercanía popular, con que despachar el variopinto orden del día animado por los trajines de las uvas.

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