El que más o el que menos se queja

18 de septiembre 2023 - 00:15

Un chiste que me hizo gracia cuando un amigo me lo contó y que me vale para la idea de esta columna mía. Ahí va: En un convento de monjas de clausura con riguroso voto de silencio, la única excepción es que cada diez años le pueden decir dos palabras a la madre superiora. Tras los diez primeros, nuestra monja protagonista le dice a la superiora: “Cama dura”. Pasa una nueva década en silencio y sus dos palabras son: “Sopa fría”. Y tras diez años más de mutismo: “Me voy”. A lo que la madre superiora responde: “Sí, será lo mejor, hija. Porque llevas treinta años que lo único que haces es quejarte”. Hay muchas personas que les resulta imposible evitar la queja continuada como expresión de sus preocupaciones. Creo que en estos casos la queja, en vez de operar como un desahogo, se vuelve en contra y reporta lo contrario: un incremento del agobio propio y ajeno. En fin, me doy cuenta de que al quejarme de los que se quejan, caigo de este modo yo mismo en la queja e incurro en lo que estoy criticando. La madre superiora del chiste, en armonía con la pobre monja que en treinta años había pronunciado solo seis palabras, podría haber dicho: “Menos quejas”.

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