Silencio, por favor

Vivimos en un mundo lleno de ruidos y de interrupciones que quitan la paz y generan en muchas personas frustración y ansiedad.

Frente a esta vorágine de sonidos por el centro, las obras del Paseo, calles adyacentes y sobretodo por la Rambla Federico García Lorca, en las familias, en nosotros mismos, se alza como un valor excelso el tan valioso silencio. Éste tiene dos acepciones principales en nuestra lengua castellana: una es la ausencia de ruidos, la otra la de no hablar. Ambas son necesarias en la vida si queremos encontrar la felicidad y sobretodo la paz interior.

El silencio nos ayuda a ser dueños de nosotros mismos, favorece la reflexión, tonifica nuestra vida y genera bienestar a nuestro alrededor.

El mundo está lleno de ruidos y de palabras ociosas. Frente a esto, qué bueno es callar para escuchar nuestra voz interior. El silencio no es un fin en sí mismo, puede descubrir lo que va bien y lo que puede ir mejor. ¡¡Practiquen el silencio, por favor!!