La pregunta del millón: ¿tiene una mesa para dos? o ¿tiene una habitación para este fin de semana? La respuesta es 'no' en cualquier punto de nuestro territorio en los días de fiesta. Esta realidad es bien distinta durante el día a día porque empieza nuestra queja interminable. No nos cansamos de hablar de cómo ha subido el precio de todo y cómo nos cuesta llegar a fin de mes. ¿Somos una sociedad 'derrochona'? Pues sinceramente, creo que sí. No nos conformamos con quedarnos en casa y apretar el cinturón. Aunque, si algún economista leyera estas palabras, quizás me mataría porque el consumo, supuestamente, genera riqueza. Es cierto que ver una España con calles llenas genera buenas expectativas, pero la tortilla se va a dar la vuelta no muy tarde. Salimos con el aire limpio de la pandemia y con la cartera abierta, pero hemos gastado casi todos nuestros ahorros. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las familias hundieron su capacidad de ahorro un 46% respecto a 2021. También nos endeudamos más. El uso de la tarjeta de crédito crece a un ritmo endiablado y ha aumentado en 2.244 millones de euros a las familias, según el Banco de España. Sobrevivimos así y llegamos a pagar un móvil de 1.000 euros aunque no podamos pagar la luz y el agua. Somos inconformistas y queremos meter el todo incluido en nuestros viajes de dos días sin meter nada en la hucha. Y es que la cultura del ahorro se está perdiendo. Luego, como dice un gran amigo, llegarán "las madres mías". Fíjense en otro dato: más de ocho millones de españoles no pueden ahorrar a fin de mes. La queja luego en cualquier encuesta será que los sueldos son bajos y que todo está por las nubes. Es verdad, pero ¿cómo se consigue que todo esté lleno hasta la bandera? Ahora, por ejemplo, es imposible encontrar una mesa en nuestra ciudad para tomar una simple tapa, bueno perdón, raciones. Lo digo porque ahora hay que reservar y te obligan a tomar platos de carta y nos gastamos mucho más en cenar por Almería. Después nos sorprendemos porque no aparece ningún local almeriense en la lista de los 20 mejores bares para tapear en España. Lo gracioso es que hemos aceptado eso y no nos queda otra. Y aún así, los locales están llenos. En definitiva, vivimos por encima de nuestras posibilidades y queremos hacer bodas, vacaciones, etc. como la élite marbellí. Señores, siento ser agorero, pero llegarán las vacas flacas como en 2008.

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