Trabajar menos para rendir más

Ya he pasado ocho hojas del calendario de septiembre. Y estoy que no soy yo. Durante décadas, la semana laboral de cinco días ha sido incuestionable. Sin embargo, cada vez más países y empresas están considerando la posibilidad de trabajar solo cuatro días a la semana, sin reducir salarios. Los resultados hablan por sí solos: mayor productividad, menor estrés y una mejora en la calidad de vida, sobre todo por conciliación familiar. Trabajar menos no significa rendir menos. De hecho, reducir la jornada obliga a optimizar el tiempo y a eliminar tareas innecesarias. El beneficio va más allá de la eficacia. La pandemia nos lo enseñó: el bienestar no puede seguir siendo secundario. No se trata de trabajar menos, sino de trabajar mejor. La semana laboral de cuatro días es una evolución necesaria hacia un mundo más humano, sostenible y productivo. El ayuntamiento de Zahara de la Sierra, con sus 32 empelados, ya lo puso en práctica el pasado mes de mayo.