Los ultraliberales (ojo!!!)

Ellos dicen las cosas muy claras, y todo el que prefiera este programa y esté dispuesto a votarlo debe atenerse a las consecuencias que le afecten

De América ha venido un barco cargado de…”. Recuerdo aquel juego de niños que nos permitía pasar muchas tardes entretenidos. Estos días, no en barco sino en avión, ha llegado a España no una fruta más o menos exótica, o bellos productos de artesanía. Ha llegado algo mucho más importante: un mesías que trae bajo el brazo un libro en el que se detalla cómo se deben hacer las cosas para tener buenos resultados. Se presenta como un gran apóstol de la libertad (maestro o discípulo de Ayuso?). Es una libertad que permitirá hacer lo que cada uno quiera y pueda, de tal modo que no existan trabas para hacer y llegar a ser todo lo que se proponga y sea capaz. Las trabas las pone el Estado, por lo que hay que eliminar todas aquellas decisiones de los poderes públicos que pongan coto. En primer término hay que eliminar todo lo que suene a impuestos. Nos dice este individuo que todo impuesto es un robo, y que poner como subterfugio la justicia social para justificar los impuestos es algo carente de sentido porque la justicia social es una aberración. Despojar a unos para dárselo a otros, afirma, convierte al Estado del bienestar en ladrón, en una especie de José María el Tempranillo. En resumen, hay que luchar para hundir a ese Estado de bienestar y volver a una sociedad donde cada uno se apropie de lo que pueda coger. Es un “sálvese quien pueda”, emulando a Calicles y Trasímaco (este hombre no inventa nada) y si alguien pasa hambre, o no puede recibir atención médica porque no tiene dinero, o no es capaz de abrir las puertas que encuentre cerradas en su camino, es porque es un auténtico inútil. En el sistema que propone todos tendrían la libertad de llevar a cabo cuantas acciones considere necesarias para llegar a lo alto: y si no lo consigue es porque es un incapaz. No es el más fuerte. Y, citando a aquellos griegos, la naturaleza determina que el más fuerte domine y tenga más, y él es débil. Y ahí tienen ustedes aplaudiendo como locos a lo más granado de la ultraderecha europea. Ay, el mercado! Y una ultraderecha española que ya ha abdicado hasta de la “revolución pendiente”. Termino: dicen las cosas muy claras, y todo el que prefiera este programa y esté dispuesto a votarlo que sepa que no tendrá jubilación, el que quiera ir al colegio que se lo pague, que se pague los tratamientos médicos y si tiene alguna desgracia, que se las apañe: el Estado no estará para echarle una mano.

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