El vasco. ¿De dónde?

Una lengua no es un pacto creado por sus hablantes en un momento determinado

Uuna lengua no es un pacto creado por sus hablantes en un momento determinado, más bien la reconoceremos como un conjunto de fonemas que forman una unidad lingüística cuyo fin es la comunicación entre sus hablantes; sin embargo, tenemos que reconocer que mientras algunas lenguas, entre ellas el castellano, a las que se le reconoce un tronco común pre indoeuropeo, a otras se le desconoce su procedencia, tal era el caso del fines, el húngaro o el vasco; y por más que se han rastreado su orígenes, solo obtenemos conjeturas o falsas hipótesis, entre otras cosas, porque resulta imposible reconocer lenguas cuyos hablantes desaparecieron sin dejar huella alguna. Si pensamos que los romanos emprendieron la conquista de Hispania en el siglo II a C, manteniendo una posición dominante sobre los pueblos autóctonos, entre ellos los barbaros y sus alfabetos de signos muy parecidos entre sí; la mezcla del latin con cada uno de los romances de estos pueblos, se tiño de un horrible acento, consiguiendo un entendimiento muy degradado; y ya llegado el siglo VIII, con la aparición de los musulmanes y la transformaciones romances de los distintos Reinos Cristianos, junto a la división, entre las lenguas del occidente de Galicia y León, y las orientales de Aragon y Cataluña, se va crear una unidad lingüística nueva que dará origen al castellano; teniendo en cuenta que las primeras palabras escritas aparecen en el manuscritico numero sesenta del monasterio de San Millan de la Cogolla, en la Rioja Alta; por tanto, y corriendo el año 980, en que aquellos monjes fronterizos de san Millan y cuyo origen navarro-vascofono, elaboraron las Glosas Emilanienses, y estas junto a este romance vasco atestado de palabras latinas, y rodeado por un terruño fronterizo caracterizado por la impenetrabilidad de sus montes, no dudaría en mezclarse con las primeras palabras escritas en castellano. Asi que, podríamos decir que las Glosas del monje Euskaldum de San Millan, expresan el surgimiento de un romance nuevo con características a las de las lenguas orientales de Aragon y las occidentales de León, diferenciando al romance Galaico-Portugués de catalán.

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