Tribuna

Ajavier Ángel Soriano

Coronel y subdelegado de Defensa de Almería

Bandera de mochila

Al terminar su alistamiento, el soldado regresaba a casa con la licencia absoluta enrollada dentro de un "canuto" y esta bandera como recuerdo de su unidad

Bandera de mochila Bandera de mochila

Bandera de mochila

En diciembre de 1904, de orden de S.M. el Rey Alfonso XIII, el Ministro de la Guerra Arsenio Linares y Pombo firmaba una Real Orden Circular por la que se declaraba "reglamentario en todos los Cuerpos del Ejército el pañuelo cubre-perchas denominado de bandera española, con el escudo nacional en el centro y rodeándole la inscripción con el nombre del Cuerpo, y un marco de madera para sostener el expresado pañuelo y dar forma regular y uniforme al conjunto de las prendas que han de resguardar". La citada Circular establecía su precio en una peseta y veinte céntimos, y un tiempo de vida de tres años. Aunque su dotación se reglamentó en 1904, se empezó a distribuir en 1859 como parte del equipo de los Soldados del Ejército Expedicionario en la Guerra de África (1859-60), extendiéndose su uso a la mayoría de los Cuerpos del Ejército. En un principio el pañuelo cubre-perchas era de color rojo, pero poco después se generalizó con los colores nacionales, con el escudo de España en el centro, con un texto de forma semicircular en la parte superior en el que se especificaba el tipo de Unidad y en la parte inferior su nombre, aunque tanto el texto como su disposición era diferente según la Unidad, hasta su regulación.

En 1859, en los cuarteles y más en campaña, no había taquillas con puertas donde colocar el equipo, por lo que este pañuelo cubre-perchas fue creado para que el Soldado pudiera cubrir y proteger del polvo sus pertenencias, que colocaba en la percha o repisa asignada de su dormitorio, adecentando la estancia. Por eso, la bandera tenía sus colores y escudo en sentido vertical.

Y cuando el Soldado intervenía en operaciones, la llevaba en la mochila como señal de identificación. Los despliegues en guerrilla con los nuevos uniformes (de rayadillo en Cuba y Filipinas y caqui en Marruecos), facilitaba a los Soldados camuflarse con su entorno, sirviéndoles esta bandera como medio de identificación para señalar la conquista de un objetivo, marcar su posición a otras unidades o a la artillería.

Pero la más sublime de sus funciones era rendir un último honor a los caídos en combate, cuyos cuerpos eran sepultados envueltos en su propia bandera a modo de sudario. Al terminar su periodo de alistamiento, el Soldado regresaba a casa con la licencia absoluta enrollada dentro de un "canuto" y esta bandera como recuerdo de su unidad. En algunas localidades la familia la colgaba en una de las ventanas o balcones de la casa como señal de que su hijo o hermano había regresado felizmente, sirviendo para engalanar las casas de los pueblos y ciudades españolas los días festivos, tradición que se mantiene aún en algunos lugares.

Con el fin de la guerra de África en 1927, la tradición de dotar al Soldado de esta bandera fue perdiéndose hasta desaparecer con la llegada de la II República, pero con el tercer llamamiento de 1997, el entonces Coronel jefe del Regimiento Inmemorial del Rey nº 1 la recuperó en esta Unidad y divulgó esta tradición perdida a los Jefes de otras Unidades.

Este "pañuelo cubre-perchas denominado de bandera española" es lo que se conoce en la actualidad en el Ejército como "bandera de mochila", una bandera nacional de reducidas dimensiones (60x80 cm. o de 75x90 cm.) que aun no estando reglamentado, su uso ha sido recuperado a iniciativa de las propias Unidades, especialmente cuando estas empezaron a intervenir en misiones internacionales, volviendo a estar presente con nuestras tropas en Afganistán, Irak, Malí, etc… como en el siglo XIX lo estuvo en las guerras de África. Gran parte de culpa en la recuperación de esta tradición la ha tenido la Asociación "Retógenes" de Amigos de la Historia Militar, cuyo nombre recuerda al héroe celtíbero que luchó contra Roma durante el asedio de Numancia, y que se dedica a labores historiográficas y de mecenazgo de las costumbres castrenses, haciendo una importante labor con la recuperación de todo tipo de documentos y objetos como fuentes de la historia militar española, encontrándose entre sus labores más destacadas la de vexilología (estudio de las banderas).

Los miembros de las Fuerzas Armadas somos herederos y depositarios de la tradición militar española, como así establece el artículo 21 del Real Decreto 96/2009 (Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas). La recuperación de la bandera de mochila es consecuencia de ello, pero ya sólo con una función identificativa y de recuerdo de pertenencia a una Unidad.

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