Tribuna

Coronel Javier Soriano

Subdelegado de Defensa en Almería

La Bengala del Rey

El "escítalo" era un cilindro de madera de longitud y grosor variable, del que se hacían al menos dos copias y que llevaba enrollado una tira de pergamino o papiro

La Bengala del Rey La Bengala del Rey

La Bengala del Rey

S. M. el Rey Felipe VI presidió este año el acto central del Día de las Fuerzas Armadas en Guadalajara portando un bastón de mando corto de forma cilíndrica. Es lo que se conoce como bengala (nombre que proviene del persa bangale), que es el distintivo tradicional o símbolo del Capitán General de los Ejércitos españoles y definido por el Diccionario de la Lengua Española como "insignia antigua de mando militar a modo de cetro o bastón", distintivo que le corresponde ostentar a S.M. el Rey como Mando Supremo de las Fuerzas Armadas (Art. 62 de la Constitución).

Esta bengala le fue entregada en nombre de los Ejércitos por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa el 6 de enero de 2016, durante la celebración de la Pascua Militar, y contiene la simbología propia de la Corona y los Ejércitos de España: en la empuñadura, los escudos del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, junto con las divisas de Capitán General; y en la contera, los escudos que figuran en las Armas de Su Majestad, junto con su cifra (F VI) y la fecha de su proclamación (19 de junio de 2014).

Es la segunda bengala que se ha entregado en nuestra democracia, siendo la primera la entregada a SM el Rey Juan Carlos I en la Pascua Militar de 2001, con motivo del XXV aniversario de su proclamación. Desde los tiempos más remotos en la historia de los Ejércitos ha sido necesario disponer de símbolos que distinguieran a los diferentes jefes de las unidades para su identificación durante el combate, facilitando la cohesión y el mando de aquellas. En este caso, los antecedentes más antiguos que se conocen de la bengala como símbolo de autoridad se remontan a la época de Esparta cuando sus gobernantes hacían llegar las órdenes a sus Ejércitos mediante el "escitalo", al que se conoce como el primer aparato criptográfico militar de la historia.

El "escitalo" era un cilindro de madera de longitud y grosor variable, del que se hacían al menos dos copias y que llevaba enrollado una tira de pergamino o papiro. El gobernante escribía el mensaje y posteriormente desenroscaba la tira que entregaba al mensajero. Si los enemigos se hacían con él, sólo se encontraban con un papiro de letras sin sentido. Era necesaria una copia exacta del bastón para poder descifrarlo. El que recibía el mensaje solo tenía que enroscarlo en torno al cilindro para que las letras tomaran su posición original y se hiciera visible.

Este símbolo de autoridad, ya con el nombre de bengala, pervivió hasta la caída del Imperio Romano cuando se perdió su uso, recuperándose en el siglo XVI, en la época de mayor gloria militar de los Tercios españoles, pudiendo ser portado por las personas con mando dentro del Ejército, especialmente Generales y Coroneles. Posteriormente, estos empleos militares pasaron a usar un bastón corto con pomo dorado, reservándose la bengala sólo para los Reyes. Desde Felipe V han sido múltiples las ordenanzas que han regulado el uso y forma de la bengala y los bastones de mando, como símbolo de autoridad y distintivo de mando que, como recuerdo del pasado, ha pervivido hasta nuestros días. La Real Ordenanza de 1840 y el posterior Reglamento de 1943, derogado parcialmente por Orden Ministerial de 2016, establecen las normas a las que debe ajustarse la bengala como símbolo exclusivo del Capitán General, y los bastones de mando que han de ser "de caña de indias o madera rica, con puño de oro y cordón de hilillo del mismo metal, terminado en dos bellotas también de oro" para Generales y "de cordoncillo y bellotas de seda negra" para los Jefes de Cuerpo y Jefes de Estado Mayor de Grandes Unidades. El empleo actual de la bengala y el bastón de mando en determinadas ceremonias como símbolos de autoridad en los Ejércitos, contribuyen a mantener la tradición histórica como recuerdo imborrable de sus glorias y parte integrante de su esencia. Pero más allá de los Ejércitos, la sociedad incorpora determinada simbología de la que solemos desconocer sus raíces y significados. Estos símbolos configuran un sistema de valores comunes, apoyados en la tradición, de la que toman su fuerza. Además de las diversas expresiones simbólicas que dentro de la sociedad reflejan autoridad (uniformes, insignias, armas, …), también son diversas las que representan a una sociedad en sí (banderas, himnos, …). De ahí que no sea un asunto baladí el ataque de palabra u obra a alguna de estas expresiones simbólicas.

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