Tribuna

Javier soriano

Coronel en la reserva

LA PASIONARIA Y LOS NAZIS

Ribbentrop-Molotov permitió a Alemania tener las manos libres para lanzar su ataque contra Polonia y las democracias de Europa

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LA PASIONARIA Y LOS NAZIS

El próximo 23 de agosto se conmemoran los 80 años de la firma del pacto de no agresión nazi-soviético, conocido como el Pacto Ribbentrop-Molotov, que convirtió a Stalin en el principal aliado de Hitler desde su firma hasta junio de 1941, cuando este pacto fue violado por los alemanes al invadir la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Incluía un protocolo secreto por el que Europa Oriental quedaba dividida en dos esferas de influencia entre ambas partes. Este pacto permitió a Alemania tener las manos libres para lanzar su ataque contra Polonia y las democracias de Europa Occidental, y disponer del abastecimiento soviético de combustibles, materias primas y alimentos para sostener su esfuerzo de guerra. La invasión nazi de Polonia fue seguida por la invasión soviética del resto de esa nación y su expansión en Finlandia, los países bálticos y parte de Rumania. Es decir, durante la vigencia de este pacto, el nazismo y el comunismo fueron de la mano, motivo por el que el Parlamento Europeo declaró precisamente el 23 de agosto como Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Totalitarismo y el Autoritarismo.

Unos días después, el 28 de septiembre de 1939, en un nuevo pacto, se acordaron deportaciones forzosas masivas y una estrecha colaboración entre ambos regímenes para aplastar toda resistencia en los territorios ocupados. Esta colaboración abarcó también, entre otras cosas, la entrega a los nazis de refugiados políticos alemanes, incluyendo comunistas y judíos, radicados en la Unión Soviética. Es en este contexto cuando en abril y mayo de 1940, la policía política soviética asesinó, por orden directa de Stalin, a unos 22.000 oficiales, científicos e intelectuales polacos en el bosque de Katyn y otros lugares, con el objetivo de eliminar a la élite polaca para evitar en el futuro la reconstrucción de Polonia como Estado soberano. Por su lado, los nazis lanzaron operaciones similares de exterminio en la parte occidental de Polonia, con decenas de miles de víctimas.

Esta alianza nazi-comunista forzó a los partidos comunistas "satélites" a pasar de una política antifascista a una de neutralidad pro nazi, declarando que se trataba de una guerra imperialista donde los verdaderos agresores eran las democracias occidentales. En Francia, Gran Bretaña y otros países amenazados por los nazis, los partidos comunistas llamaron a no alistarse en los ejércitos y a sabotear abiertamente los esfuerzos por resistir el ataque alemán.

El Partido Comunista de España (PCE) no quedó al margen de las consignas de Moscú, haciéndose eco de las mismas desde el periódico "España Popular", editado en Méjico. Su primer número se distribuyó el 18 de febrero de 1940 y su portada incluía un artículo (La Social Democracia y la actual guerra imperialista) de Dolores Ibárruri, "La Pasionaria", miembro de la cúpula del PCE, calificando la contienda de "guerra imperialista", culpando a Francia e Inglaterra de la derrota republicana el año anterior en nuestra última Guerra Civil, y celebrando la ocupación soviética de Polonia oriental con las siguientes palabras: "Los trabajadores de todos los países han saludado con entusiasmo la acción libertadora del Ejército Rojo en el territorio del viejo Estado de los terratenientes polacos". Pasando luego a hacer un llamamiento al derrotismo frente al nazismo: "Ni un soldado, ni un solo español puede prestarse al juego infame de los gobiernos francés e inglés".

Pero lo curioso es que durante nuestra guerra civil, ya desde 1937 hubo contactos entre nazis y soviéticos que fructificaron en 1938 con la retirada de las Brigadas Internacionales, así como los consejeros militares y políticos soviéticos. Las figuras relevantes del PCE, La Pasionaria incluida, se exiliaron en Moscú, quedando en territorio nacional dirigentes de segundo nivel con el objetivo de mantener la resistencia antifascista hasta el final. Tuvo que ser difícil el hacer comprender a estos "heroicos combatientes antifascistas" españoles que, mientras ellos morían en las trincheras, Moscú pactaba con los nazis. Era evidente que en el reparto de Europa, la península Ibérica quedaba dentro de la órbita de influencia de Berlín.

80 años después de la firma de este pacto, "bendecido" por los dirigentes comunistas españoles, entre ellos La Pasionaria, el nombre de esta aparece en el callejero de muchas de nuestras ciudades como homenaje a la misma, en un claro desatino de memoria histórica, desde mi punto de vista.

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