He de reconocer a familiares, amigos y lectores que soy meridianamente torpe. Al cabo de mis años, muchos, no he entendido los hechos más relevantes en relación a la II República española y la guerra civil. Ello habiendo leído sobre estos temas ochenta y cuatro libros, ( aprox) que están cronológicamente situados en mi librería. De poco me ha valido haber leído a Hugh Thomas, Gabriel Jackson, Antony Behevor, Burnett Bolloten, Stanley Payne, George Orwell, Ludwig Renn, George Bernanos ,Gerald Brenan y casi cien historiadores , investigadores y periodistas españoles, entre otros Manuel Chaves Nogales. También las memorias de Manuel Azaña, Indalecio Prieto, el general Mola, Enrique Castro Delgado, y tantos otros políticos de ambos bandos.
Trabajo inútil, al parecer no me he enterado de nada. Para suerte mía, ha querido el destino que dos autores me hayan descubierto algo inaudito. Uno de ellos el británico Paul Preston. En una larga entrevista en el diario el Mundo declaraba sobre su nuevo libro y desvelaba algunas cualidades personales de Francisco Franco, a quien no conocí ni de lejos pero de quien tengo abundantes noticias. Viene a descubrir el autor que Franco fue un malísimo general y peor jefe del ejército, el detalle que finalmente ganara aquella maldita guerra no obsta para esa bajísima cualificación militar en opinión de Preston.
Podrían haber opinado al respecto el general Miaja o Vicente Rojo enfrentados a Franco en el ejército de la República. Además añade con gran soltura que Franco fue un ladrón, o sea que se dedicaba a robar a manos llenas de los dineros públicos. Tampoco me constaba esa afición al dinero que contradice a sus muchísimos biógrafos que describen su vida sumamente austera por no decir cutre. Y creo que de haber sido efectivamente un ladrón, debió dejarse llevar por la avaricia guardando su rapiña en cajas blindadas al estilo Tío Gilito. No supo lucir sus riquezas tal que ahora lucen estos que meten mano en el dinero público y disfrutan de lujosos yates, coches de alta gama, enjoyan a sus esposas con oro de 21 kilates y viajan con sus putas a lugares de ensueño. En todo caso Preston con un instinto finísimo ha señalado a Franco precursor de corruptos y en ese supuesto es posible que después de muerto haya podido ser ejemplo y maestro de los políticos que desde hace cuarenta años roban sin cesar en ayuntamientos, diputaciones, autonomías, cargos públicos, ministerios y también algún ex presidente del gobierno de España que ahora se dedica a plena jornada al turismo monetario por países caribeños.
Pero lo más asombroso lo ha dejado Preston para el final de esta investigación; Francisco Franco "era gilipollas". Un tonto de remate. ¡ joder! esto es un bombazo. Habría de ser un británico quien nos diera esa noticia escondida durante casi cincuenta años tras la propaganda del régimen. Preston nos dice que estuvimos gobernados por un tonto de baba durante cuarenta años. Los españoles, siempre confiados, apenas se percataron de esta situación. Habíamos creído y algunos vivido lo ocurrido en España durante aquellos cuarenta años. Incluso para detractores del régimen, exceptuando la represión política claramente dictatorial y sus muchas derivadas, en aquellos años comenzó una evolución económica y social hacia el desarrollismo de los años sesenta y setenta que culminaron en una situación de prosperidad colectiva como nunca hubo precedente en España. Por vez primera en España las clases medias irrumpieron en la sociedad de consumo; la `posibilidad de adquisición de la primera vivienda y después la segunda en zonas de la costa, las vacaciones y las pagas extraordinarias, las prestaciones médicas y hospitalarias y la capacidad de ahorro fue motivo de numerosos estudios sobre la sociedad española cuyas cifras son elocuentes y poco discutibles. El cine y la literatura dejaron muestras de aquella evolución tan distinta a otras épocas precedentes del siglo XX. Pues bien, para nuestra perplejidad todo esto fue obra de un "gilipollas" sin talento alguno como acaba de descubrir Preston.
Otros grandes descubrimientos a cargo de Angel Viñas, economista en funciones de historiador. Hace unos días publicó un nuevo libro con algunas aportaciones sobre el propósito de Stalin respecto a España. Entre los miles de escritores, documentalistas e investigadores sobre la guerra civil española y la II República Viñas es el único que afirma que Stalin no quería que el comunismo triunfara en España, ni que se instalara un gobierno sovietizado dependiente de Rusia, sino que trabajaba para que en España hubiera un régimen democrático y parlamentario y para este noble propósito buscó la complicidad con Manuel Azaña.
La presunta experiencia estalinista acabó en una guerra civil y la derrota de la República. Me tomo un Lexatin de 10 mg para continuar leyendo a Viñas. Al cabo de dos horas el Lexatin no parece haberme cambiado la percepción de Stalin como un grandísimo hijo de puta, genocida instigador de cien millones de asesinatos como han demostrado historiadores de prestigio mundial como Robert Conquest en su libro" El Gran Terror, la purgas de Stalin", Yuri Dimitriev y Stephan Courtois entre otros que en sus obras traducidas en todo el mundo denuncian las masacres ordenadas por aquel dictador sanguinario y con especial mención el genocidio en Ucrania conocido como Holdodomor, donde cinco millones de campesinos murieron de hambre por orden de Stalin que había confiscado las cosechas. Sin embargo, Angel Viñas trata de alinear a Stalin como impulsor de una fallida democracia parlamentaria en España durante la II República, y con total sinceridad, no solo no lo creo sino que me parece una falacia impropia de un escritor.
En su libro de memorias "Chantaje a un pueblo" de Justo Martinez Amutio quien fuera el político de confianza de Francisco Largo Caballero hace algunas revelaciones de interés. Una de ellas trata de esclarecer a Edward Malefakis sobre su historia del PSOE y su actividad en la Republica y en la guerra civil. Sostiene este dirigente socialista la firmeza de la Komintern y los delegados permanentes que tenía en España." Los dirigentes en España eran meros ejecutores de los dirigentes de Moscú "Todo se orientaba a los intereses de la Internacional Comunista y a los intereses del Kremlim". La política de los gobiernos de la Republica durante la guerra civil estaba firmemente vigilada y fatalmente determinada por los "comisarios políticos" a las órdenes de Rosemberg y de Stalin. Será por la "sensibilidad" de este genocida hacia la España republicana que Viñas le alinea con Neville Chamberlain, Konrard Adenhauer o León Blum, convencidos demócratas europeos de aquellos años.
Si bien hubo en la izquierda republicana una voluntad mayoritaria de establecer una democracia plena, este objetivo no era compartido por la izquierdas radicales, anarquistas y comunistas. El camarada Stalin, cientos de autores lo afirman, no estaba colaborando para una España republicana y democrática.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios