Tribuna

Ignacio Ortega

Veneno

La mentira, la rabia, el rencor y el odio se ha instalado en la sociedad y ha inoculado la convivencia de los españoles como un veneno que se cuela sangre arriba y se apodera de nuestra voluntad

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La mentira, la rabia, el rencor y el odio se ha instalado en la sociedad y ha inoculado la convivencia de los españoles como un veneno que se cuela sangre arriba y se apodera de nuestra voluntad. Me duele lo que digo, ni siquiera me apetece expresarme así, pero el mapa de la indecencia, traducido con un voto masivo a la derecha en las pasadas elecciones me empuja con imágenes, sonidos y sensaciones como resucitadas de aquellos tiempo del franquismo donde se nos decía que éramos “una unidad de destino en lo universal”. En las pasadas elecciones municipales hubo un viraje injusto contra el sanchismo, zaherido y menospreciado por la tragedia y la frivolidad desde una derecha revenida con tufo machista y otra derecha mediática, que ha calado en la cultura de aquellos que solo quieren una visión de las cosas, en concreto la suya. ¿De dónde saca la derecha tanto veneno que contagia de uno en uno, de uno a otro, fluyendo como un rio de bar en bar, de calle en calle, de padre a hijos sin distinguir la mentira de la verdad? Pero en las próximas elecciones del 23J ya no podrás mirar a otro lado. El veneno mediático, siempre al acecho con aire de cuervo, te escupirá mensajes desde cualquier ordenador, desde la radio, la calle, el bar... que te impedirá ver el bosque y tendrás que sosegarte y reflexionar, y mucho, ante la locuacidad imbatible que te ofrecerá una derecha censora y el abrazo de una extrema derecha grotesca y peliculera. Son las derechas que silencian la bandera de la igualdad, que desprecian la sanidad y la educación pública, que te recortan derechos, que ignoran a los más vulnerables, que confunden la igualdad con el machismo, que especulan con tu vida y te arruina, que te suben las pensiones veinte céntimos al año mientras el IPC se dispara al ocho por ciento, que te bajan los salarios y prometen eliminar los impuestos a los ricos y el de Patrimonio mientras te esquilman suavemente. Son las que que desde sus foros, radios, blog, columnas, tertulias y canales de televisión han zaherido durante estos últimos años y segado la hierba bajo los pies al partido socialista en el gobierno, alimentando el catecismo de su veneno desde uno y otro flanco, amoldando su ideario a la realidad de su conveniencia. Si estás empecinado en no ver los perfiles del odio y la vacuidad de lo que prometen está claro que ese veneno se instaló en tu vida, que ya has bebidos en los odres de una derecha anquilosada, que formas parte de la coyunda de esa grey política y ya, irremediablemente, estás achicharrado hasta el cogote y sin darte cuenta has renunciado a aquel mundo de la igualdad, de los derechos, de lo público y la libertad. Tal vez cuando ese manto que cubre tus emociones ya impregnadas de veneno, cuando ese magma que atrapa tu inteligencia o esa niebla que ofusca tu corazón se levante y empieces a preguntarte cómo fue posible llegar a tal extremo, con qué dogma, con que creencias, con qué mensajes, con qué sensaciones te empujaste a dinamitar desde dentro los perfiles de nuestra democracia, entonces empieces a interpretar el presente para imaginar el futuro. Tal vez este veraneo, mientras chapoteas feliz en la playa, sea tarde porque una ola de veneno ha dinamitado la democracia desde dentro ante tu obscena pasividad o tu indiferencia.

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