Agencia Pumpido y Asociados
La crónica de España huele a podrido. Un tribunal ajeno a la jurisdicción ordinaria travestido en tribunal de casación, está haciendo añicos la Constitución que hizo posible la convivencia democrática. Por interpretación torticera de la Carta Magna se van deshilachando las costuras de aquel triunfo colectivo de los españoles de toda condición que decidieron una empresa grandiosa; construir una Nación soberana dueña de su destino. Ciudadanos libres e iguales amparados por una Constitución fruto del consenso político entre los partidos. Lograron algo extraordinario; la convivencia, la libertad y la paz. Y esa Constitución integradora se erigió como garantía jurídica para sostener la convivencia democrática, la que alumbró un Estado de Derecho que ha permitido cuarenta y ocho años de desarrollo económico social y político. Suponíamos que aquella paz se haría eterna. Hasta que llegaron los eternos guerra civilistas que desde el siglo XIX se vienen sucediendo en la tarea tribal y criminal de enfrentar a unos y otros en bandos irreconciliables. Y aquí y ahora, un sr. con el labio descolgado y la nariz oliendo un pedo abre la puerta grande a seculares enemigos de España, de su soberanía y de su dignidad como nación. El resultado es que un prófugo huido de la Justicia podría volver para ir preparando impunemente otro golpe de Estado, según lo anuncia el mismo, ayudado por otros a quienes se les han perdonado graves e infames delitos, entre otros la sedición por perpetrar un golpe contra el Estado y la igualdad de los españoles. Poco importa que los padres de la Constitución no hicieran mención alguna a la amnistía y dejaran establecido que el límite del privilegio de la Gracia estaba en el indulto. Los preclaros clarines de la aberración jurídica han sucumbido al sectarismo alentados por cantos de sirena y también ciertas ansias de una sucia revancha. ”Pumpido ha sucumbido”, entona el `pueblo alarmado, seguido de esa Corte Gallinácea que ha encontrado la oportunidad para probar su abyección. La historia y las crónicas reflejaran sus verdaderas cataduras. Habrá que recordar a quienes se han prestado a esta infamia que además de corrupción económica, asistimos a un espectáculo de corrupción moral e intelectual que envuelve el Sexteto ;Conde Sumiso, María Luisa Segoviano, Inmaculada Montalbán, Laura Diez, Ramon Sáez y María Luisa Balaguer, falsariamente ¨progresistas¨( el pueblo les coloca otro calificativo) los que han proclamado que la “ Ley de Amnistía es perfectamente constitucional”, cuando saben bien que es un producto de mercadeo redactada por un dirigente socialista en prisión preventiva imputado por corrupción y un prófugo de la Justicia española; votos vendidos, votos comprados. La corrupción moral que empapa de hedor sus biografías es mucho más grave y de consecuencias imprevisibles para el presente y el futuro de España y de los españoles. Sera tarea inútil la pretensión de aparecer como héroes frente la incomprensión o ignorancia de reconocidos juristas, catedráticos, magistrados y fiscales e influyentes medios de comunicación manifiestamente opuestos a esta sucia tarea de manosear la Constitución para lavar trapos sucios de un gobierno y un partido político; Más de un centenar de intelectuales, catedráticos y juristas denuncian la farsa; se trata de un artefacto de destrucción masiva del sistema constitucional español , una aberración jurídica como tabla de salvación de un presidente acorralado y un partido cuyos dirigentes próximos están imputados como miembros de una trama delictiva calificada por el T. Supremo como Organización Criminal incrustada en el PSOE y en el Gobierno. Esta no es tarea de ningún Tribunal sino de siervos intoxicados de sectarismo que han retrocedido el concepto democrático de la Justicia a la edad feudal. La amnistía, en su esencia jurídica, es una extinción radical de la responsabilidad penal por delitos ya cometidos para borrar el pasado. Escribía el jurista Francesco Carnelutti que “la justicia es el respeto a la ley y sin ley no hay justicia sino violencia organizada”. Pues bien, lo que acaba de rubricar nuestro Tribunal Constitucional es precisamente eso; violencia institucional organizada contra el Estado de Derecho. Han decidido que la Ley deje de ser un límite al poder, para convertirla en una herramienta dócil al servicio del gobernante de turno. Los componentes del Sexteto Sumiso, al igual que Cerdán, Abalos, Koldo, Garcia Ortiz, Tito Berni, Gallardo, Daniel Sánchez, Begoña Gómez, Leire Díez, etc.etc representan un coro patético en este esperpento nacional y tratan de situarse como víctimas de una “conspiración de la derecha, la ultra-derecha, los jueces franquistas y la caverna mediática”. Con este “sólido argumento” ya podrá conciliar el sueño y mirarse al espejo ese señor que sigue oliendo un pedo cuya biografía de supuesta capacidad jurídica ha quedado enterrada en el vertedero de las inmundicias. La voz de Manuel García Pelayo, primer Presidente del Tribunal Constitucional, les convoca desde el más allá;” no caer en la tentación de hacer del Constitucional un órgano político desvirtuando su auténtica naturaleza”. ¿Necesitan traducción, Mr. Pumpido y Asociados?
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