Joaquín Socías

Almería 2005: 20 años del sueño que nos unió

La tribuna

Almería 2005: 20 años del sueño que nos unió
Almería 2005: 20 años del sueño que nos unió

09 de junio 2025 - 03:10

Hace veinte años, Almería se convirtió en el epicentro del Mediterráneo. Entre el 24 de junio y el 3 de julio de 2005, la ciudad y su provincia acogieron los XV Juegos Mediterráneos en lo que fue, sin duda, uno de los hitos más relevantes de su historia contemporánea. Hoy, al cumplirse el XX aniversario de aquel acontecimiento, la memoria colectiva recupera no solo la grandiosidad del evento deportivo, sino también la fuerza de un sentimiento compartido que transformó para siempre la percepción que Almería tenía de sí misma. Porque Almería 2005 no fue solo un proyecto de infraestructuras, ni una sucesión de competiciones: fue un fenómeno social sin precedentes, un desafío que aglutinó a toda una provincia en torno a un objetivo común y que aún hoy resuena. El camino comenzó con la precandidatura de Almería —es decir, el momento en que la ciudad obtuvo la autorización para competir oficialmente por ser sede de los Juegos Mediterráneos de 2005— que fue aprobada por el Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Español (COE) el 14 de mayo de 1997, iniciándose un duro trabajo por la Asociación Almería 2005, que llegó a tener cerca de 2.000 voluntarios que se dejaron literalmente la piel para conseguir que elb28 de abril de 1999, el Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos anunciara que Almería sería sede de su decimoquinta edición. La noticia se recibió con emoción y responsabilidad, dando paso a seis años de intensa preparación e implicación colectiva. Administraciones, empresas, asociaciones y, sobre todo, miles de almerienses anónimos de toda la provincia se volcaron con el proyecto. Nadie quiso quedarse fuera: estudiantes, jubilados, profesionales, amas de casa y trabajadores de todos los sectores se movilizaron para hacer realidad el sueño. La noche del 24 de junio de 2005, coincidiendo con San Juan, el Estadio de los Juegos Mediterráneos acogió una ceremonia inaugural presidida por el Rey Juan Carlos I. Fue una celebración que reflejó la esencia de Almería: hospitalidad, energía, diversidad y pasión. Lo que siguió superó todas las expectativas. Durante diez días, la ciudad vivió una convivencia ejemplar entre culturas y lenguas. Más de 3.100 atletas de 21 países compitieron con deportividad, ante más de 160.000 espectadores. Más de 23.000 personas participaron en la organización, y más de 215 medios difundieron al mundo una imagen moderna y acogedora de Almería. Pero si hubo unos verdaderos protagonistas que quedaron grabados en la memoria colectiva fueron los voluntarios. Almería 2005 supuso una verdadera revolución en términos de infraestructura, con la construcción del Estadio y el Palacio de los Juegos Mediterráneos, la mejora de instalaciones deportivas en numerosos municipios, y el impulso a carreteras y servicios públicos. Desde Cuevas del Almanzora a El Ejido, pasando por Vera, Adra, Gádor, Huércal de Almería, Roquetas de Mar o Vícar, todas las subsedes participaron de una manera activa. Y lo hicieron con orgullo, sintiéndose protagonistas de una cita que situaba a la provincia entera en el mapa del deporte internacional. Fue un despertar de la conciencia colectiva, una demostración de lo que se puede lograr desde la cooperación, la planificación y la confianza en el talento local. Por eso, más allá de la modernización visible, los Juegos supusieron una transformación interior: la de una provincia que aprendió a verse con otros ojos, a asumir que podía estar a la altura de los grandes retos. La implicación institucional fue también ejemplar, así como la colaboración estrecha del tejido empresarial y de los medios de comunicación. Pero nada de eso habría sido suficiente sin la entrega de la ciudadanía. Los Juegos Mediterráneos de 2005 fueron, ante todo, un triunfo popular. Una fiesta colectiva que superó cualquier expectativa y que dejó una huella profunda en quienes la vivieron. Porque, en el fondo, no fueron solo un evento deportivo: fueron una demostración de lo que ocurre cuando una tierra se une en torno a un propósito ilusionante. Veinte años después, el recuerdo sigue vivo, no sólo para los que formamos parte de su Comité Organizador. No como una nostalgia lejana, sino como una energía latente que puede —y debe— volver a activarse. El XX aniversario no es solo una conmemoración; es una oportunidad para mirar hacia adelante con la misma ambición que entonces. Almería sigue contando con el talento, la capacidad organizativa y el capital humano que hicieron posibles aquellos Juegos. Y sigue necesitando grandes proyectos que vertebren su territorio, que ilusionen a su gente, que generen futuro. Es volver a escuchar aquel lema que nos guio y que hoy, más que nunca, debe volver a resonar en nuestras conciencias: “Juntos Podemos”. Porque si algo demostramos en aquellos Juegos es que, cuando Almería cree en sí misma, no hay límites.

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