Tribuna

coronel soriano trujillo

Subdelegado de Defensa en Almería

La calle del general luque

A finales del siglo XIX ejerció como periodista defendiendo las reformas que en 1887 el entonces ministro de Guerra pretendió llevar a cabo por el servicio militar obligatorio

La calle del general luque La calle del general luque

La calle del general luque

Poalguna vez hemos oído hablar o incluso empleado la palabra "quinto", una palabra que tiene su origen en el siglo XV cuando el Rey Juan II de Castilla impuso la obligatoriedad del sustento del Ejército Real a través de una aportación económica o bien mediante una contribución de sangre, la cual consistía en que uno de cada cinco mozos mayor de edad se incorporase a la milicia, al considerar esa proporción la adecuada para conseguir un buen número de Soldados, junto con la incorporación de voluntarios, sin dejar a las poblaciones desiertas de jóvenes para trabajar en el campo y en los diferentes oficios. Al tratarse de un sorteo en el que se quintaba (se escogía una quinta parte), a los mozos elegidos para incorporarse a filas se les comenzó a llamar 'quintos'.

Con el tiempo, se profundizó en la idea de establecer obligatorio el servicio militar para todos los españoles al cumplir una determinada edad, declarando la conscripción universal, aunque permitiendo la sustitución y la redención a metálico de los mozos que abonasen una determinada cantidad, pudiendo eludir con ello el reclutamiento. Generalmente, el sorteo anual de los mozos en edad de alistamiento determinaba los necesarios para cubrir las necesidades del Ejército, quedando el resto en sus hogares con licencia ilimitada, bajo la denominación de reclutas disponibles.

Pero no fue hasta la Ley de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército de 1912, cuando se estableció realmente el servicio militar obligatorio para todos los españoles con aptitud para manejar las armas, constituyendo un título honorífico de ciudadanía, siendo condición indispensable la de ser español o naturalizado en España. El contingente anual se dividía en dos agrupaciones, la primera denominada "cupo en filas" con los mozos que debían incorporarse al Ejército, y la segunda "cupo de instrucción" con los mozos que quedaban fuera del cupo en filas pero que estaban obligados a adquirir la instrucción militar básica necesaria. Esta Ley de 1912, con las sucesivas reformas, fue la base del reclutamiento y reemplazo del Ejército hasta diciembre de 2001 cuando el servicio militar obligatorio quedó en suspenso. Su impulsor fue el General Agustín de Luque y Coca, Ministro de la Guerra en el Gobierno de José Canalejas. El General Luque nació en Málaga en 1850 y murió en Madrid en 1935. A los 14 años ingresó como cadete en el Ejército y 4 años después era Alférez de Infantería, comenzando una brillante carrera militar en la que alcanzó el empleo de Teniente General. Se distinguió como militar en la Tercera Guerra Carlista donde se ganó el sobrenombre de "el león del norte".

A finales del siglo XIX ejerció como periodista defendiendo las reformas que en 1887 el entonces Ministro de la Guerra Cassola pretendió llevar a cabo para el establecimiento de un servicio militar obligatorio.

En 1892 fue jefe del Gabinete personal del Ministro de la Guerra López Domínguez, siendo destinado a Melilla al siguiente año y después a Cuba, donde fue gobernador civil y militar de Santa Clara y donde ascendió por méritos de guerra a General de División. Capitán General de la 2ª Región Militar (Andalucía Occidental) de 1902 a 1904, Jefe del 2º Cuerpo de Ejército de 1904 a 1905, fue Ministro de la Guerra en ocho ocasiones entre 1905 y 1915, con los Gobiernos de Segismundo Moret (1905, 1906 y 1909), de Lopez Dominguez (1906), de José Canalejas (1911) y del Conde de Romanones (1912, 1915), implantando durante su gestión en el Gobierno de Moret la polémica Ley de Jurisdicciones.

Además de ser obra suya la ley de 1912 del Servicio Militar Obligatorio, también lo fue la Ley de Bases del Ejército de 29 de junio de 1911 y la creación de las Fuerzas Regulares indígenas de Melilla, el origen de los Grupos de Regulares, pero fracasó en su intento de crear un Ejército profesional africano para cumplir la misión que asumió España en Marruecos con el Tratado Franco-Español de 27 de noviembre de 1912 sobre el Protectorado, llegando incluso a subcontratar mediante concurso público a una empresa para ampliar la recluta de voluntarios para este Ejército africano.

En el ámbito político fue senador por Palencia (1905-07), Lugo (1907-08) y vitalicio a partir de 1909. También fue Director de la Guardia Civil en dos ocasiones. Hoy, la calle donde se ubica la Subdelegación de Defensa en el casco histórico de Almería lleva su nombre, manteniendo vivo el recuerdo de este ilustre militar.

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