Según fuentes de la Diócesis de Almería, se espera que la beatificación del Cura Valera, sea el 7 de febrero de 2026. En Huércal-Overa y prácticamente en todo el levante almeriense y sur de Murcia Don Salvador Valera Parra no necesita presentación y es conocido simplemente como Cura Valera. No ocurre igual en la capital, zona del Poniente y La Alpujarra, donde es poco o nada conocido. El motivo, entre otros, es que hasta el 6 de junio de 1957 Huércal-Overa, lugar de nacimiento de nuestro protagonista de hoy, pertenecía a la diócesis de Cartagena y una serie de pueblos de La Alpujarra, entre otros el mío, pertenecían a la diócesis de Granada. Por este motivo voy a presentar al personaje, futuro beato y santo. Por cierto; que será el primer español que beatifique y santifique el Papa León XIV.
Salvador Valera nació en Huércal-Overa el 27 de febrero de 1816, en el seno de una familia muy humilde. Desde muy niño sintió una profunda vocación por el sacerdocio; con gran esfuerzo económico sus padres lo mandaron a Murcia para estudiar la carrera en el seminario de San Fulgencio, siendo ordenado sacerdote en 1840. A lo largo de su vida ejerció su ministerio en Huércal-Overa, Alhama de Murcia y Cartagena. En 1853 fue arcipreste de Huérca-Overa. Estando destinado en Cartagena, tuvo lugar una epidemia de cólera y su labor fue extraordinaria, trabajando incansablemente donde más necesitaban sus servicios, hasta llegar al agotamiento; su entrega no pasó desapercibida para el Ayuntamiento ni para todas las familias de la ciudad, que vieron en él a un santo.
En 1868 regresó a Huércal-Overa, donde permaneció hasta su muerte, ocurrida el 15 de marzo de 1889. El Cura Valera no fue un gran teólogo de la Iglesia, ni un famoso obispo, ni siquiera deán de la catedral; fue simplemente un cura de pueblo muy humilde, que dedicó su vida a la oración y a hacer el bien por cuantos lugares pasó. Practicó de forma extraordinaria la caridad, llegando a extremos heroicos y anteponiendo siempre las necesidades de los demás a las suyas. La humildad fue siempre su carta de presentación. Los que lo conocieron lo consideraron siempre un modelo de bondad y de santidad. Practicando siempre la caridad, bondad y humildad y elevando continuamente sus oraciones al cielo, forzosamente tenía que subir a los altares. Junto a Santa Teresa de Jornet fundó una Residencia para Ancianos.
El camino que ha seguido la Iglesia para su santificación, es lento y minucioso, como no podía ser de otra forma. El proceso empezó en 1954 dando sus primeros pasos el Obispo de Cartagena. En 1989 se reactivó definitivamente el proceso de beatificación. Pero no ha sido solamente el obispado el que se ha movido, sino también y con el mismo celo, lo ha hecho la Asociación Pro Beatificación Cura Valera. También ayudó a crear el ambiente adecuado, el documental que se rodó en 2010 sobre el Cura Valera.
Por fin el 18 de marzo de 2021 se hizo público que el Papa Francisco había firmado el Decreto por el que la Iglesia declaraba “Venerable” a Salvador Valera Parra, que podríamos traducir como que ha sacado la calificación de “Excelente” en su vida como cristiano.
En 1859 fue nombrado Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica y poco después de Carlos III. A su muerte fue el pueblo el que pidió que se le enterrase en el altar mayor de la iglesia de la Asunción, donde reposan sus restos. Se cuenta que a su muerte todos los huercalenses querían tener un trozo de su ropa para guardarlo como reliquia, lo que obligó a tener que vestirle varias veces.
Huercal-Overa le dedicó a su Cura Valera una calle, una plaza, un Instituto y una escultura, obra de Antonio Bolinches, que se colocó frente a la iglesia de la Asunción; fue costeada por suscripción popular.
Huercal-Overa se prepara para el evento, que como he dicho tendrá lugar el próximo 7 de febrero, presidida por el el Cardenal Marcello Semeraro en representación del Papa. El día anterior, 6 de febrero, habrá una vigilia preparatoria de oración, presidida por nuestro Obispo Mons. Gómez Cantero, con oración de la “Noche de las lumbres” que desde hace casi tres siglos conmemora el traslado del Santísimo Sacramento al Templo Parroquial.
Nuestro Obispo nos invita a todos a participar en esta Beatificación y a vivir este momento de gracia del Señor.