Gobierno putrefacto, el capo gesticula dolorido (I)

Gobierno putrefacto, el capo gesticula dolorido (I)
Gobierno putrefacto, el capo gesticula dolorido (I)

15 de junio 2025 - 03:09

Perdón a todos los españoles; se mira al espejo y suelta una risita, está ensayando su impostura, el gesto no le parece convincente. Hay que apretar aún más las mandíbulas y bajar los ojos, el cuello levemente ladeado. Pero no, se arma de una dosis adicional de indignidad y cambia el papel. Perdón; me importáis una mierda y voy a continuar al frente de esta banda. Además, no creo que tengáis huevos para moverme .Fin del ensayo.

La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) ha señalado a altos cargos del PSOE como integrantes de una presunta “organización criminal”, según el auto de un juez del Tribunal Supremo. En el centro de esta red de corrupción; José Luis Ábalos, exministro y exsecretario de Organización del PSOE, su inseparable asesor Koldo García cuyo título emérito, portero de puticlub; y el secretario de Organización del partido y diputado nacional del PSOE, Santos Cerdán. Todos ellos encumbrados y protegidos por Sánchez. A estas alturas de la legislatura sería verdaderamente novedoso que Pedro Sánchez asumiera alguna responsabilidad política. El presidente del Gobierno ha convertido la negación sistemática, el silencio cómplice y la propaganda vacua en los pilares de una gobernanza autocrática aferrada al poder, sin escrúpulo alguno incluso cuando la podredumbre emana desde las entrañas mismas del partido que lidera.

Cabe recordar que hace apenas unas semanas, el presidente reiteraba su confianza plena en Santos Cerdán cuando ya pesaban sobre él los informes judiciales que lo vinculaban con tramas de comisiones, pagos opacos y negocios turbios. Una vez más, el patrón se repite: cuando la corrupción amenaza con arrasar los cimientos del Ejecutivo, Sánchez opta por el blindaje institucional, la victimización mediática y el incesante griterío contra jueces, oposición y “bulos de la ultraderecha”. Cerdán, Ábalos y Koldo han sido investidos en Sicilia por la Cosa Nostra como Grandes Maestros en el arte de afanar dinero público desde despachos ministeriales. El mismo presidente que cesó a Ábalos como ministro en medio de sospechas flagrantes, lo colocó poco después en las listas al Congreso asegurándole así un escaño, un aforamiento y una poltrona desde la que disfrutar en el área de descaso con sueldo y prebendas. Omertá institucionalizada, pacto siciliano en versión castiza. A fecha de hoy, Ábalos aún pasea su desvergüenza por los pasillos del Congreso mientras su relación criminal con Cerdán y Koldo se enredan en un enjambre de negocios inmobiliarios, mordidas multimillonarias y un panel de puterío selecto colocadas en los ministerios adecuados. Qué arte tan sublime, envidian en Palermo la finura de Santos Cerdán; introductor de Koldo García en la corte socialista representa la realidad más obscena de esa “nueva política que venía para regenerar la democracia”, cuando escribo estas líneas Cerdán no ha renunciado a su acta de diputado. Causa espasmos de risa escuchar la voz campanuda de Ábalos en la Tribuna del Congreso para echar a Mariano Rajoy. A diferencia de los corruptos clásicos, estos nuevos master en ladronicios con el subtítulo de progresistas se arropan en una retórica moralista mientras saquean los bolsillos del contribuyente y se burlan de la legalidad con la complicidad de los tertulianos/as y medios “amigos” que participan del reparto de la “tajada”.

Pedro Sánchez repite la letanía habitual; “No sabía nada”. “No conozco a Aldama”. “No he leído el informe de la UCO”.” No sabía nada sobre Santos Cerdán”,(¿quién es mi hermano?). Torpes excusas de un cínico que se fotografía con los implicados y los asciende en el escalafón de la gestión y el poder. El presidente del Gobierno no puede alegar no conocer las fechorías de sus ministros, sus asesores y sus secretarios de organización. Podrá esconderse en la retórica del bulo cuando miembros de su gobierno y su partido son causa de autos judiciales, registros de la Guardia Civil y testimonios bajo juramento. Ha caído de golpe el cascarón de sus mentiras. La única conclusión lógica es que Sánchez no solo lo sabía todo, sino que ha sido parte estructural de un engranaje que ha hecho del poder un escudo para el saqueo, la impunidad y el blindaje de una casta que gobierna como si España fuera su finca particular.

En este Gobierno degenerado, la mentira se premia, la corrupción se tolera y la complicidad es la argamasa de una “organización criminal”. Pedro Sánchez ha decidido no asumir ninguna responsabilidad, continuar en el poder a cualquier precio, aunque ello implique dinamitar los restos del PSOE constitucionalista y los pilares de la convivencia. No habrá dimisiones. Habrá más mentiras, más propaganda, más “decretos mercadeados”, más manipulación institucional y más blindaje a los imputados y a los que aún están a la espera de la “notificación”. Lo que está en juego no es ya la continuidad de un gobierno, sino la continuidad de una democracia cada vez más degradada por quienes han hecho del poder una forma de negocio y de la impunidad su única estrategia de supervivencia.

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