El lado oscuro de la historia
Casi tres mil libros apretujados en las paredes y rincones de mi casa. De entre ellos he localizado ochenta y nueve que tratan de la II República, la guerra civil y el franquismo. Considero imprescindible conocer las obras e interpretaciones de autores e historiadores de tendencias diversas aunque algunas versiones están más o menos influidas por dosis de subjetividad muy apreciables en las consideraciones y conclusiones más allá de la realidad de los hechos.
Autores españoles e hispanistas europeos han tratado de adentrarse durante años en una de las etapas más decisivas y nefastas de la historia de España. La historia de un fracaso colectivo que alimentó enfrentamientos y odios que rempujaron a una guerra fratricida cuyas secuelas aún persisten en los más recóndito de las conciencias de algunos y se manifiestan en algunos de estos libros y otros de reciente aparición. No citaré los nombres de todos, son centenares de autores, me remito a los más relevantes hispanistas presentes en mi librería; Hugh Thomas, Gabriel Jackson, Herbert Southworh, Stanley Payne, Ian Gibson, Burnet Bolloten, Sebastián Faber, Gerald Brenan, Michael Seidman , Antony Beevor ,George Orwell, Paul Preston. Con todos ellos he podido ahondar en aquellos años terribles que cambiaron la historia de España. Excluyo a Paul Preston, por sectario irrefrenable. Ya nos advirtió sobre Preston y su alineamiento político el desaparecido historiador Javier Tussel. Sus obras están impregnadas de un férreo pre determinismo que inexorablemente conduce desde la primera página a una explicación simplista. Me había propuesto no comprar libros de Preston, pero la curiosidad me empujó a incumplir mi promesa y he comprado su reciente panfleto, "Arquitectos del terror" (edit. Debate) El reduccionismo de Preston es impropio de un historiador solvente y no ayuda a comprender aquellas jornadas cruciales que cambiaron un régimen, trajeron una guerra civil y las represiones, venganzas y crímenes que caracterizaron los años de previos a la guerra, durante la guerra y después de la guerra. Preston no trata de buscar un cierto equilibrio en su relato, simplemente hace años que encontró un único culpable y a raíz de ese "descubrimiento" todas las víctimas estuvieron de un lado. Ignora este autor que la historia, todas las historias, no pueden reducirse a un simplismo de barricada.
Los libros publicados sobre la Republica y la guerra civil española superan a todos los publicados sobre otras guerras, incluidas la primera y la segunda guerra mundial. Cada año aparecen nuevos títulos con aportaciones inéditas que procuran esclarecer aquellos años, las decisiones políticas, las militares y sus consecuencias para España y los españoles. Estos días dos historiadores españoles abren nuevos capítulos sobre la guerra civil y la post guerra, sus posibles causas, sus controversias, los excesos de ambos bandos, las represalias, venganzas y crímenes muchos de ellos cometidos por exaltados fanatizados enfrentados por ideologías que no fueron capaces de convivir en paz. Pedro Corral publica "Vecinos de Sangre" (edit. la Esfera de los Libros). El autor de tendencia conservadora, realiza una exhaustiva investigación sobre las denuncias de los porteros y conserjes de los inmuebles de Madrid contra los propietarios. Calle por calle, casa por casa, desempolvando archivos y visualizando miles de denuncias Corral recorre Madrid y recoge escenas donde salen a relucir lo peor del ser humano. Como en todas las guerras la miseria humana es protagonista principal en las venganzas, ajustes de cuentas, consignas revolucionarias, rencores y odios que condujeron casi catorce mil vecinos de barrios burgueses de Madrid a los "paseos" y asesinatos sin juicio previo. Una vez acabada la guerra, la represión y el ansia de justicia para los familiares de las victimas dejaron un rastro de muerte y ejecuciones sumarísimas contra aquellos denunciantes y contra los que de algún modo habían participado en las detenciones, encarcelamientos y fusilamientos en el España Republicana. Solo en Madrid fueron procesadas por las autoridades franquistas 298.00 personas y de ellas 2.967 fueron fusiladas entre 1.939 y 1.944.
De otra parte, el historiador José Álvarez Junco de tendencia izquierdista publica "Que hacer con un pasado sucio" (edit. Galaxia Guttemberg). El autor se extiende a otros países y a otras sociedades que padecieron guerras civiles, genocidios y dictaduras, pero el eje central trata de la guerra civil española y la post guerra desde una perspectiva de investigación de los orígenes de la violencia desatada en diversas etapas de la historia de España desde el siglo XIX. Con honestidad poco frecuente asume y describe los crímenes de la "izquierda", singularmente en la revolución de octubre de 1.934 en Asturias promovida por dirigentes del PSOE y de UGT, CNT y Juventudes Socialistas, con la colaboración de los mineros asturianos. Este episodio provocó una crisis de Estado que hubo de intervenir el ejército, desequilibró al Gobierno de la II República y trajo consecuencias sociales y políticas de extrema gravedad. Álvarez Junco se refiere a la represión franquista desde 1.939 hasta 1.948 año que se levantó el Estado de Guerra cuando el PCE desmontó sus guerrillas y maquis que fueron cuadrillas activas contra el régimen vencedor en parajes montañosos. Sobre las responsabilidades por los excesos, asesinatos y saqueos cometidos en la zona "republicana", flaquea la neutralidad del autor con el sucinto argumento que donde" no hubo Estado los grupos exaltados cometieron toda clase de horrores, por ello no cabría pedir responsabilidades al Estado"; podría preguntar Álvarez Junco a las decenas de miles asesinados solo en el Madrid republicano. Los cadáveres que aparecían en parques, jardines y cementerios hasta la solución final de Paracuellos del Jarama. Y otros miles "sacados" de las 345 "checas· que hubo en Madrid durante la II República, todas ellas bajo el control y la autoridad republicana. según la investigación del historiador Alfonso Bullón de Mendoza.
Sobre estos tres autores que acaban de publicar, comenta Andrés Trapiello; "Explicar el terror franquista sin tener presente el terror rojo es igual de absurdo que contar el golpe de 1.936 sin tener en cuenta el de 1.934. No se trata de justificar sino de entender algo difícil sin dejarse llevar por las pasiones como hicieron honestamente Manuel Chaves Nogales y Miguel de Unamuno cuando abordaron el tema de la guerra civil". Los estudios e investigaciones sobre esta tragedia continúan, pero habrán de ser los profesionales historiadores, documentalistas e investigadores quienes puedan aportar algunas novedades que ayuden a entender algo incomprensible; ¿Como se llegó al extremo inhumano de matarse entre amigos, vecinos y hermanos?El lado oscuro de la historia siempre nos acompañará, es imprescindible que sobre un tema aún candente resplandezca la verdad, la forma más sincera de dignificar a los muertos.
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